Cinco años después de Jurassic World: Dominion, el entorno del planeta Tierra se ha vuelto hostil para la mayoría de los dinosaurios. Los que quedan viven en zonas ecuatoriales aisladas, que son las únicas que ofrecen condiciones similares a las de su origen. En este contexto, un grupo de científicos tiene que viajar hasta uno de esos lugares, concretamente a una isla remota en su día al servicio del parque original, para obtener material genético de una de las imponentes criaturas que siguen con vida, puesto que podrían tener la clave de la cura que podría cambiar el destino de la humanidad.
Es la premisa de Jurassic World: El renacer, la séptima película de la franquicia de ciencia ficción que comenzó hace ahora 32 años, en 1993, con la primera Parque Jurásico de Steven Spielberg. Una nueva entrega de la saga que se aleja de los personajes de las dos anteriores trilogías y que nos presenta a un nuevo grupo de protagonistas en un contexto muy diferente pero bajo la misma amenaza: enormes criaturas que en su día poblaron la Tierra pero quedaron extintos y que la ciencia logró traer de nuevo a la vida millones de años después.
Bajo la dirección de Gareth Edwards y protagonizada por Scarlett Johansson, Jonathan Bailey y Mahershala Ali, se estrena este miércoles 2 de julio en las salas de cine españolas.
"Estamos en la era del todo vale", lamenta Alejandro G. Calvo en su crítica sobre Jurassic World: El Renacer, que describe como "una aventura lateral, muy muy loca en concepto, que nos lleva de vuelta al cine de explotación". No afecta al eje central de la saga, pero en esta isla los dinosaurios son descartes mutantes el objetivo es extraer sangre de tres especies diferentes que habitan en tierra, agua y aire.
"Jurassic World: El renacer es la séptima entrega de una saga ya muy quemada. Es cine algoritmo de cabo a rabo: tiene una estrella famosa -Scarlett Johansson, que es una gran fan de la saga como el propio Gareth Edwards, y por eso están los dos ahí-, un enorme presupuesto y localizaciones exóticas, pero previsibilidad absoluta de los hechos". De hecho, lamenta el crítico, "la película es tan previsible que puede llegar a ser hasta aburrido".
"Sabes por dónde va a ir en cada momento. Cuando va a aparecer un dinosaurio y cuándo va a morir un personaje y qué personaje va a ser. Porque está todo demasiado calcado. David Koepp [el guionista de la película original] no se ha dejado los cuernos", apunta G. Calvo, aunque su objetivo tampoco nunca fue hacer buen cine. "Han hecho una película divertida. Han hecho una película veraniega para que la gente vaya al cine y no tenga que pensar". Además, "por más que tiene momentos de impacto, porque Gareth Edwards sabe moverse bien en las secuencias de acción, es poco en relación a la duración de la película".
"Incluso en esa dinámica de película ligera, que no hay que tomarse como si estuviéramos ante la película del año y ni siquiera el gran blockbuster del año, a mí me parece que no funciona", concluye. "No es una buena película. Sus objetivos son entretener y hacer caja".