Pelo Malo es una rara avis a la que hay que apoyar sí o sí. Una película cuyo presupuesto rondó los 300,000€, una ridiculez en términos de producción cinematográfica, y que ha acabado codeándose con Festivales de primera categoría como San Sebastián (Concha de Oro a la Mejor Película), La Habana (Premio Especial del Jurado), Mar del Plata (Premio a la Mejor Dirección y al Mejor Guión), Montreal (Premio a la Mejor Interpretación para Samantha Castillo, etc… ganándose a partes iguales tanto a la crítica como al público. ¿Las razones? Aquí te las desgranamos.
(1) Un drama sublime. En Pelo Malo se cuenta la historia de Junior (Samuel Lange Zambrano), un joven obsesionado con su pelo cuya mayor ilusión es hacerse una foto bien bonita para el colegio. La obra no es más que la puesta en escena de los sueños de Junior, todos ellos ahogados tanto por el contexto socio-económico como por los desvaríos de una madre soltera incapaz de entender el comportamiento de su hijo.
(2) Vindicación sexual. La ruptura del tabú, el respeto a los demás, el fin del racismo. Temas capitales que Marian Rondón traza a través del principal anhelo de Junior: el poder expresar libremente su sexualidad. Sin estridencias, sin desaforar el melodrama, sin extremar la narrativa. Todo contado como en susurros, con mucho amor y afilada sutileza.
(3) Venezuela. El matriarcado corrupto. Edificios como dientes mellados. La política, abrupta y extrema, colándose en los hogares a través de sus sumideros para violentar lo doméstico. La falta de trabajo. La falta de oportunidades. La falta de dinero. Todo ello sacude el corpus vital de Junior, haciendo que lo fácil sea difícil, y lo difícil, imposible.
Para saber más, pincha en el tráiler.
Pelo Malo
Daniel Villarraso
