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    Festival de San Sebastián 2014: La justicia poética de 'Murieron por encima de sus posibilidades' y 'Relatos Salvajes'

    Isaki Lacuesta apuesta por el punk, El Deseo nos hace reír -y mucho- y 'Tigers' aporta su granito de arena a la denuncia social.

    Isaki Lacuesta regresa a San Sebastián -ganó la Concha de Oro en 2011 con Los pasos dobles- por la vía de la sección oficial no competitiva, presentando un artefacto punk en toda regla: Murieron por encima de sus posibilidades, su particular puñetazo encima de la mesa poniendo en evidencia el evidente estado del malestar que domina la España de hoy en día. Claro que tratándose de Lacuesta este no es un filme social al uso, sino una comedia disparatada protagonizada por un puñado de 'outsiders' -son enfermos de psiquiátrico con antecedentes criminales- que, hartos de la miseria que les ha tocado vivir, deciden salir a la caza de políticos y banqueros para, literalmente, despedazarlos.

    Delirante (para bien) de principio a fin, la película, que ha sido producida en forma de cooperativa por todos los actores que aparecen en ella -la lista es interminable-, seguramente sorprenderá a los seguidores de Lacuesta, aunque si hay un patrón a seguir en su soberbio crecimiento cinematográfico es el de la mutación constante: poco tiene que ver Cravan vs Cravan (2002) con El cuaderno de barro (2011) o La leyenda del tiempo (2006) con Los condenados (2009). Para que se me entienda: Murieron por encima de sus posibilidades posee el mismo caudal de 'gags' que, por ejemplo, Airbag (1997), con la diferencia de que el filme de Juanma Bajo Ulloa era una caleidoscopio satírico de la España de los 90 y la de Lacuesta es un alegato anti-todo -ojo al palo que se lleva el 15M en el monólogo del personaje de Raúl Arévalo-, una revolución Panda a la que es imposible no adherirse si uno tiene un mínimo espíritu crítico frente a todo lo que ha estado pasando en nuestro país los últimos años. A destacar por encima de todo, la presencia en la obra del músico Albert Pla. Él es la sinécdoque perfecta del discurso del filme: la sensibilidad, la locura, la agresividad y la tragedia sostenidas en una única voz. Capaz tanto de desgarrar en lo dramático como de provocar carcajadas en su innegable desquiciamiento.

    Alejandro G. Calvo

    "Los hijos de puta gobiernan el mundo". También sobre justicia poética habla Relatos Salvajes, el regreso de Damián Szifron (Hermanos y detectives, Los simuladores) a la pantalla grande tras Tiempo de valientes (2005). El filme está inspirado en la serie Cuentos asombrosos de Steven Spielberg y desequilibrado, tanto en lo bueno como en lo malo, se construye a modo de seis historias independientes donde predominan el suspense, la comedia más disparatada y la violencia. El título viene avalado por El Deseo, productora de los Almodóvar, y cuenta, además, con música de Alberto Iglesias (El topo).

    Con un prólogo descarado, fresco y potentísimo que ya marca el tono general de la historia, la hispano-argentina tiene momentos memorables y muchos de los periodistas acreditados al Festival de Cine de San Sebastián han quedado enloquecidos tras ver cómo sus víctimas o presas se convierten en depredadores y viceversa. Hay relatos imprescindibles, como el protagonizado por Leonardo Sbaraglia -muy El diablo sobre ruedas (1971) y también muy 'coeniano'-, pero el que escribe se decanta por esa bizarrada de boda -a la que muchos de nosotros querríamos acudir como invitados- donde Erica Rivas (Casados con hijos) brilla con luz propia. Una avalancha de carcajadas que, pese a su obvio objetivo lúdico, aborda temas tan serios y tan cinematográficos como la venganza, la infidelidad, el abuso de poder, la burocracia -hasta la plutocracia-, el doble rasero y la diferencia entre clases sociales.

    A su manera, la indio-francesa Tigers es otra de las películas de la sección oficial que representa la búsqueda de la justicia aunque, en esta ocasión, con ecos de aquella lucha protagonizada por David y Goliath. Dirigida por el prolífico realizador yugoslavo Danis Tanovic -ganador del Oscar en 2002 a la Mejor Película Extranjera por En tierra de nadie- y basada en hechos reales, la cinta gira en torno a la figura de Ayan (Emraan Hashmi), un joven vendedor de productos farmacéuticos que empieza a trabajar para una multinacional alimenticia en Pakistán. Aunque al principio piensa que su esfuerzo ayuda a mejorar el mundo, su vida dará un vuelco cuando descubra que la leche de fórmula infantil que suministra provoca incontables muertes entre los niños que la consumen mezclada con agua no potable. Será entonces cuando se enfrente al 'status quo' poniendo en peligro su vida y la de su familia.

    Rodada a medio camino entre el thriller, la denuncia social y el falso documental, Tigers recuerda a Erin Brockovich de Steven Soderbergh y no se ahorra las imágenes que hieren la sensibilidad como paso obligado hacia la concienciación. El filme enfrenta conceptos -aquí antagónicos- como la responsabilidad social y el beneficio empresarial, así como el yugo corporativista contra el ciudadano anónimo. Conmovedora, valiente y necesaria, dado que el drama sobre la leche de fórmula infantil se remonta a 1989 y aún tiene vigencia pese a los esfuerzos de la ONU y la OMS. El verdadero Ayan ha sido uno de los asistentes a la proyección y ha recibido una ovación enorme cuando ha terminado la película.

    Santiago Gimeno

     

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