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    Cinco películas que ver en el Festival Internacional D’Autor de Barcelona 2015

    Gerard Casau recomienda estas cintas que se podrán ver en la muestra que comenzará el próximo 24 de abril hasta el 3 de mayo.

    No hay duda de que el D'AFestival de Cinema d'Autor de Barcelona hace honor a su nombre: al entrar en su web, lo primero que vemos son los nombres de los cineastas que conforman su programación, dispuestos a la manera de los artistas que podrían tocar en un festival de música. De este modo, la firma queda colocada por encima de la obra, confiando en el atractivo que inspiran aquellos cineastas que nos han seducido y acompañado a lo largo de los años. Los “cabezas de cartel” se dan la mano con promesas y descubrimientos, equilibrando las líneas de programación del certamen.

    En esta su cuarta edición, el D'A se reafirma en su apuesta de reunir algunas de las principales películas que recorrieron el circuito festivalero a lo largo del pasado año, aunque su cada vez más consolidada plaza en el panorama de festivales ha hecho posible que en la presente edición cuenten con filmes recién salidos del horno, casi primicias internacionales. Buen ejemplo de ello es Los exiliados románticos, de Jonás Trueba, que recalará en Barcelona apenas dos semanas después de haber tenido su estreno mundial en el BAFICI de Buenos Aires y de haber competido en la Sección Oficial del Festival de Cine Español de Málaga. Y, precisamente, la otra directriz visible del festival, oficializada en 2014 mediante el ciclo “Un impulso colectivo”, pasa por dar visibilidad a un cine español que no aspira tanto a crear industria como a configurar un gesto creativo coherente con la que está cayendo (o, parafraseando a Miguel Brieva, con “lo que nos está pasando”).

    Esta noche, Bertrand Bonello dará el pistoletazo de salida al certamen con la muy notable Saint-Laurent, poliédrico retrato del modisto francés en su época de esplendor entre finales de los sesenta y las postrimerías de los setenta. Conviene recordar que Bonello será también objeto de una retrospectiva, permitiendo recuperar en pantalla grande la evolución de un director sistemáticamente ignorado por las distribuidoras españolas (solo su anterior Casa de tolerancia llegó a tener un fugaz estreno comercial en nuestro país). Por otro lado, Mia Hansen-Love (ja presencia ya habitual en el D'A) se hará cargo de la clausura con Eden, cuadro generación con el french touch y la escena electrónica de los años noventa como telón de fondo.

    Hoy en Sensacine os proponemos cinco títulos recomendados de una programación cuidada hasta el último detalle. Volveremso al certamen en su tramo final, cuando daremos cuenta de algunas de las revelaciones y descubrimientos que han tenido lugar en él.

    Aimer, boire et chanter (Alain Resnais)

    Acudir a la proyección de la última película de Alain Resnais (fallecido el 1 de marzo de 2014) debería ser asignatura obligada para toda persona que ame el cine. Aimer, boire et chanter es un artificio jovial, vivísimo, en el que Resnais vuelve a apoyarse en uno de sus autores de cabecera, el dramaturgo británico Alan Ayckburn, para adaptar la pieza teatral Life of Riley. En ella, una serie de amantes otoñales se enfrentan a la pronta desaparición de un amigo al que el espectador nunca llega a ver, y que determina una serie de metamorfosis en su relación. Un punto de partida que enlaza el filme con la anterior y magistral Vous n'avez encore rien vu, pues ambas juegan con la idea de la desaparición del demiurgo; algo que la muerte del director permite abrir a toda clase de interpretaciones, casuales o no. En cualquier caso, viendo la película es imposible no experimentar la sensación de pérdida, así como preguntarse si habrá algún otro cineasta que logre filmar con tanto amor y fascinación el rostro de Sabine Azéma.

    Además de esta proyección, el D'A se alía con la Filmoteca de Catalunya para realizar una retrospectiva (parcial) de Resnais; una ocasión inmejorable de ver en una sala de cine títulos como L'amour à mort, Muriel o Pas sur la buche.

    The Duke of Burgundy (Peter Strickland)

    En manos de Peter Strickland, los géneros parecen diluirse a sus elementos básicos de luz y sonido. Berberian Sound Studio llegaba al cine fantástico italiano a través de su proceso de producción, filmando con deleite la elaboración de un universo sonoro de gritos, borboteos y acuchillamiento de vegetales. Y en The Duke of Burgundy, el director británico rodea el erotismo softcore tan en boga en los años setenta, prescindiendo de su razón de ser (la desnudez de la carne) y quedando hipnotizado por los objetos que activan la libido: corsés, tacones, perfumes... Con una atmósfera pesada y de sabor dulzón, en la que sin embargo hay cabida para un peculiar sentido del humor, Strickland describe el romance sadomasoquista entre dos mujeres a principios del siglo XX. Los roles de ama y sumisa que adoptan las protagonistas son una representación ritual, progresivamente incómoda y desencajada, que erosiona la moral y la mente, abriendo el relato al territorio de lo alucinante.

    Bird People (Pascale Ferran)

    Tras su celebrada Lady Chatterley, a muchos sorprendió (o desconcertó) el cambio de registro emprendido por Pascale Ferran en Bird People. Pero conviene detenerse y paladear este filme, a poder ser sin expectativas previas. Es una de aquellas obras que el crítico debe recomendar con sumo cuidado, pues aunque no se crea en la paranoia del spoiler, la revelación de ciertos detalles de la propuesta puede estropear la experiencia. Dejémoslo simplemente en que Ferran construye una película dividida en dos partes no del todo ajenas la una a la otra, protagonizadas por Josh Charles (el Will Gardner de The Good Wife) y Anaïs Demoustier. Ambos protagonistas experimentan de manera simultánea un cambio en su naturaleza, una metamorfosis misteriosa e inexplicable que abre sus ojos e insta a su cuerpo a experimentar la realidad de forma distinta, de tal forma que la crisis existencial se torna un asunto tan leve que no tiene más remedio que alzar el vuelo.

    La Sapienza (Eugène Green)

    Quienes crean que el cine debería ser un espacio habitable harán bien en escapar del sótano de Ulrich Seidl (también presente en el festival) y acompañar a Eugène Green en su erudito y particular viaggio in Italia. La cita a Rossellini es inevitable, pues La Sapienza está protagonizada por un matrimonio en punto muerto que viaja a Italia para que el marido, arquitecto desencantado, realice un itinerario siguiendo las construcciones del maestro Borromini. El encuentro con dos jóvenes hermanos separará momentáneamente a la pareja, de tal modo que su reunión final sea también un reencuentro con lo que parecía irrecuperable. Manteniendo el característico estatismo de sus encuadres, con los actores dispuestos de manera simétrica y frontal, así como sus inesperados requiebros humorísticos, Eugène Green filma la que quizás sea su obra mayor, que lanza una mirada cristalina en absoluto pomposa ni cargante, sobre la arquitectura del barroco italiano. Sin ninguna duda, una de las películas esenciales de 2014 (y, por extensión, del D'A).

    The Forbidden Room (Guy Maddin)

    En 2011, el D'A dedicó una retrospectiva a Guy Maddin, anunciando un romance entre el festival y el director canadiense que se mantiene vivo con el estreno de su última película, codirigida con el debutante Evan Johnson. Trufada de presencias estelares y de culto (Udo Kier, Charlotte Rampling, Mathieu Amalric, Maria de Medeiros, Geraldine Chaplin...), The Forbidden Room se antoja uno de los proyectos más ambiciosos y radicales de Maddin. Una fantasmagoría flamígera que se retrotrae a las maneras del cine silente (una constante del director) y dispara el relato en múltiples direcciones, amenazando con dejar el cerebro del espectador convertido en (feliz) pulpa.

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