Mi cuenta
    'Rey Gitano': Entrevistamos a Arturo Valls, Karra Elejalde y Manuel Manquiña

    Dieciocho años después de 'Airbag', el director Juanma Bajo Ulloa regresa a la comedia punk acompañado de tres de los actores españoles más gamberros. ¡Estreno 17 de julio!

    ARTURO VALLS

    La película tengo ganas de verla porque…

    ¿No has visto la película?

    Sí, pero solo me he leído las partes del guion donde ponía mi nombre. (risas)

    Me han dicho que ha habido recortes en la duración de la película, de dos horas y media se ha suprimido media hora. ¿Te han cortado muchas escenas del personaje?

    Creo que muy poquitas cosas. Estoy muy contento con el resultado porque era un personaje arriesgado. Todos los papeles tan característicos y con acento hacen bastante complicado mantener los 'raccords', pero tengo la suerte y la ventaja de que el personaje disimulaba su acento según con quién estuviera en cada escena. Eso me viene bien cuando me dicen “se te ha ido un poco” pero es que el personaje se lo está quitando, lo disimula porque intenta hacerse el fino y por eso en ese sentido estoy muy contento. En cuanto a la duración creo que a la comedia le viene bien el recorte, a lo mejor una duración muy extensa no es propicia para el género.

    ¿Hubo autocontrol dentro del personaje? Como es un personaje que está desatado todo el rato, ¿pensabas “no me puedo pasar”?

    Dentro de la locura de la peli, que es un despropósito y una gamberrada total, había que hacer un ejercicio de contención en el personaje. Primero porque no queríamos caer en la caricatura y la parodia del gitano que hemos oído siempre aunque hayamos usado acentos o muletillas. Dicho esto, estuvimos rodando con gitanos de verdad como figurantes y de repente hubo uno que se me acercó y me dijo “¡Ay, que te veo en todas tardes! ¡Eres un ‘crash’!”. Si un guionista hubiese escrito eres un ‘crash’ le habríamos dicho que no se pase, que tampoco hablan así, pero te das cuenta de que efectivamente lo hacen. Aún así, hicimos ese ejercicio de no pasarnos con la gestualidad y los acentos para no caer en la parodia.

    ¿Qué tal con Albert Pla?

    Fenomenal, nos conocimos de pasada en alguna fiesta pero trabajar con él ha sido maravilloso. Es un tío muy creativo y muy tranquilo. Una tranquilidad inquietante a veces, pero es majísimo y un gran compañero de fechorías.

    En la película se te ve desatado, con un humor más punk. ¿Cómo te controlas en la televisión para morderte la lengua y hacer un humor más blanco?

    Más o menos intuyes dónde estás en cada momento. Para mí es un privilegio que me permitan esa versatilidad, por ejemplo, que personas como 'Los Chanantes' me propongan hacer Museo Coconut. Soy muy fan del humor absurdo y surrealista, a veces me lo llevo a Ahora Caigo y las señoras me miran con una cara… De repente utilizas una cosa más sutil, loca o absurda y dices “¡Ostia! ¡Esto no, esto no!” hay un target al que se dirige el concurso y tengo que tirar por el humor blanco, el más chorra, el de los juegos de palabras.

    Luego te juntas con Karra, Manquiña y Juanma y tienen un humor más punk que también práctico y que me gusta. Se puede usar con amigos pero tienes que saber dónde estás en cada momento para saber usarlo. A veces lo hago como una transgresión que disfruto yo solo, por ejemplo en el momento que hago una broma para ver cómo reaccionan los demás.

    ¿Tienes vértigo? ¿Te da nervios ser el protagonista del Rey Gitano?

    Pues esto es como en casi todo lo que me ha ido pasando. Soy una persona que no se plantea nada. Ni siquiera en la televisión, ni como presentador, ni como actor. Yo estoy haciendo periodismo, me gusta el show y el circo pero no me planteo nada. Desde la primera llamada de Caiga quien caiga, ya me podía haber planteado: “ostia con 23 años irme a Madrid con Wyoming, con Pablo Carbonell, de reportero…” Quiero decir que he tirado siempre de la inconsciencia, nunca me he parado a pensar.

    Como la primera vez que Luis Guridi me propone hacer el protagonista de Camera Café, cuando vengo de hacer reportajes por la calle. Ahora con el cine igual, hago alguna cosita en cine pero efectivamente aquí hago un personaje de peso que dirige la trama y se considera un protagonista. No me lo planteo, no tengo vértigo, porque no me paro a pensarlo. Después recapacito pero claro, como ya llevas tiempo ya relativizas más, con 15 o 20 años de trayectoria ya sabes manejar fracasos o éxitos y el vértigo es menor. Pero eso lo hago de manera inconsciente.

    Ponías voz a una gaviota en Bob esponja que era muy diferente a tu voz, no se te podía reconocer en ella. ¿La cambiaron?

    No, pero con el doblaje pasa mucho. En Futbolín me pasaba que la gente no me reconocía y eso en doblaje es muy buena señal. La gaviota está ahí medio mezclada con otras gaviotas y se hace más complicado. A mí me hizo mucha ilusión cuando me propusieron trabajar en Bob Esponja y yo pensaba: “¿sí? ¿Para qué? ¿Calamardo?” muy ilusionado. Me dijeron que no, que era para una gaviota, y contesté “ah bueno vale” (risas).

    Independientemente de que la película funcione y se convierta en un exitazo en taquilla lo que no cambiará es tu fama. Eres una persona que viene de la televisión y tiene popularidad en todo el mundo ¿Cómo se gestiona eso?

    Pues asumiendo esa condición de famoso y de persona que se mete en las casa de la gente. En mi caso ahora vendiendo electrodomésticos o tirando a la gente por un agujero. Tienes que asumirlo, a mí nunca me ha importando que me digan que se ríen mucho conmigo. Hay gente más abstracta que te grita “¡eh, mediamarkt!” O “¡el de la tele, el de la tele!”. Pero cuando te dicen que se ríen mucho contigo, ayer se lo pasan muy bien o que su madre está en el hospital y el ratito que me ve se lo pasa bomba, eso no te puede molestar. Luego hay una parte que es la del teléfono móvil. Hace 5 o 6 años no me pasaba, ahora la gente quiere como premio una foto y es una parte más incómoda pero ojala todos los problemas fueran ese.

    Es una vida estupenda, si el problema es que te van a pedir cuatro fotos por la calle hay gente que está muchísimo peor. También creo que la suerte que tengo es que ha sido una fama muy progresiva. El problema es cuando pasa de cero a cien, por ejemplo, no sé porque se me ocurre (risas), estas en una pescadería y al día siguiente haces una serie en la que te ven cuatro millones de personas. Ahí sí que puede haber un shock y que lo pases mal o, por ejemplo, que tengas gente en tu casa como paparachis y gente del corazón. En mi caso, al final es el coñazo que te puedan dar pidiéndote fotos y eso se va llevando.

    Adam Sandler me dijo una vez que lo único bueno de la fama es que a veces en un restaurante consigues mesa y no pagas, te invitan. ¿Es cierto?

    Es simplificar mucho la historia pero es así. Hay más ventajas que esas, ahora me acaban de llamar y me han dicho que me van a mandar unas cajas de ropa de una marca. Pero hay que sopesar las cosas buenas que tiene y las cosas malas. Un actor el otro día se quejaba diciendo que vaya mierda todo, y yo pensando en las oportunidades que tiene y la de gente que ni siquiera tiene un trabajo. Por eso digo que hacer esa balanza está bien pero también entiendo que haya gente que de repente tenga esa falta de anonimato y felicidad y no lo soporten.

    ¿Qué grado de identificación tienes con tu personaje?

    Sangre azul creo que no y gitana tampoco. Visto lo visto casi preferiría la gitana porque ahora me he sumergido en el mundo flamenco porque me parece una cultura maravillosa, todo el arte que tienen y la manera de entender la vida. El disfrute continuo con nada, de repente llega un tío con una sandia y se convierte en una fiesta. Esa manera de entender la vida me interesa más aunque vivir del cuento tampoco está mal (risas).

    FBwhatsapp facebook Tweet
    Links relacionados
    Comentarios
    Back to Top