Pixar
La minuciosa atención a cada detalle, marca de la casa Pixar, también quedó patente en la siguiente presentación, donde conocimos al supervisor de efectos Jon Reisch: “Mi equipo se encarga de lograr que lo que veas en pantalla sea tangible y realista. Por ejemplo, si el coche pasa por encima de un charco de barro, tiene que salpicar de la manera precisa. Y para lograr eso utilizamos simuladores que toman todo en cuenta, desde la velocidad del coche a la composición de sus ruedas para saber, por ejemplo, si debemos dejar o no huellas en la carretera. ¡Incluso simulamos el aire que rodea a estos vehículos! El barro fue un reto porque es una substancia que está a medias entre algo líquido y sólido...”.
“Recuerdo el reto que fue conseguir que los coches hablaran”, nos confesaba el animador Bobby Podesta, que había trabajado en el filme original del 2006, “porque la clave está en que el espectador pueda conectar con lo que ve en pantalla. En Buscando a Dory parece que casi podemos tocar el agua que aparece en pantalla, gracias a las posibilidades que ofrece la animación digital. No obstante, nuestra prioridad siempre es la conexión emocional con la historia y los personajes. Precisamente por eso Buscando a Nemo no es la historia de un pez sino de un personaje superando obstáculos. Y lo mismo ocurre en el caso de Cars 3, aunque sabíamos que seríamos capaces de crear un mundo tan real que parece que el espectador se encuentre dentro”. El supervisor técnico Michael Fong confirmaba las palabras de Podesta, explicando que para ellos la historia es el principal motor de la película porque al final todos los efectos y detalles, como que haya colisiones en la carrera o ruedas ardiendo, están ahí para explicar que ese personaje está luchando por su vida en la escena.
En ese sentido, el director Brian Fee nos reconocía que en Pixar no se rueda una película, aunque sea una secuela, si no tienen una buena historia que contar. Con el sonido de los coches dando vueltas por el circuito de Sonoma de fondo, Fee confesaba que no querían que el personaje de Storm fuera un villano tradicional, sino más bien un corredor de una generación más joven que no respeta a los mayores. Por eso, cuando lo conoces por primera vez, no estas seguro de sus intenciones o si lo que le está diciendo a McQueen va con segundas o no.