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    'Blade Runner 2049': 7 motivos por los que no deberías perder de vista a Denis Villeneuve

    Parecía imposible igualar la calidad e impacto del film dirigido por Ridley Scott en 1982, pero este cineasta canadiense lo ha conseguido, y le auguramos un futuro espléndido.

    Como es normal al tratarse de la continuación tardía de un clásico, en los primeros compases de su producción Blade Runner 2049 era mirada con suspicacia. La película de 1982 no sólo era una obra maestra, sino también el resultado de una combinación de circunstancias extraordinarias que salvaron un rodaje donde nadie parecía saber muy bien lo que estaba haciendo. De ahí viene su encanto y el misterio que ha fascinado durante décadas a cinéfilos de todo el mundo, y de ahí venía esa reticencia a una secuela que tratara de equiparar su impacto.

    Estas dudas empezaron a despejarse una vez fue designado como director el canadiense Denis Villeneuve, y acabaron evaporándose cuando el film resultante se estrenó. Blade Runner 2049, en efecto, se ha hecho con el favor de la crítica y el público, alzándose como una secuela respetuosa y sorprendentemente necesaria gracias, en buena parte, al talento de Villeneuve. ¿Y quién es este Villeneuve de quien hablamos con tanta admiración? A continuación te lo revelamos, junto con 7 motivos por los que deberías seguirle la pista.

    Por su etapa pre-Hollywood

    Gran parte del público valora a Villeneuve en función a las películas que ha dirigido dentro del seno de Hollywood, pero la carrera de este sorprendente cineasta comenzó en su tierra natal, tras estudiar cine en la Universidad de Québec. A finales de los noventa debutaría con Un 32 aôut sur terre, un film enormemente experimental que ya adelantaba alguna de sus constantes temáticas -personajes taciturnos, historias intimistas hasta el punto de causar claustrofobia- así como su sempiterna elegancia.

    Poco después, en Maelström (2000), Villeneuve retrataría la historia de una mujer sumida en la depresión tras atropellar accidentalmente a una persona, haciéndolo sin embargo de un modo críptico y surrealista más similar a lo que más tarde cultivaría con Enemy. Con Polytechnique (2008), este director consolidaría su particular estilo, gracias a un desgarrador drama basado en el tiroteo de la Universidad de Québec en 1989.

    Sin embargo, no fue hasta Incendies, estrenada en 2010, cuando la industria se fijó en el talentoso realizador. Este monumental film basado en la novela de Wajdi Mouawad narraba las desventuras de dos gemelos en pos de cumplir el testamento de su padre fallecido, y sería nominado al Oscar a Mejor Película de Habla No Inglesa, abriéndole las puertas de Hollywood. 

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