"No me gusta la arena, es dura e irritante y se mete en todas partes" (Star Wars. Episodio II. El ataque de los clones, 2002)
20th Century Fox
Si hablamos de las precuelas de Star Wars, hemos de encontrarnos con un desprecio mayoritario muy similar al que causara en su momento la película de Joel Schumacher. El estreno de La amenaza fantasma hirió los sentimientos de multitud de fans -al mismo tiempo que, pese a todo, les regalaba secuencias tan espectaculares como la carrera de vainas o el duelo final-, pero El ataque de los clones fue un film aún más problemático, por culpa sobre todo de un romance que no funcionaba en ningún momento. La escena en la que Anakin (Hayden Christensen) revela a Padmé (Natalie Portman) lo mucho que le incomoda la arena es el exponente más claro de esto.
"Fui al taller de Tozee a recoger unos alternadores" (Star Wars. Episodio IV. Una nueva esperanza, 1977)
20 th Century Fox
No dejamos de lado a la saga creada por George Lucas. Incluso asomándonos a la sacrosanta primera película, La guerra de las galaxias, percibimos que, en efecto, el guión no era el punto fuerte del realizador, sobre todo en aquella escena en la que Luke Skywalker (Mark Hamill) conoce a R2-D2 y C-3PO. Nada más llegar al lugar, su tío le reprende por llegar tarde, a lo que él le contesta la perla de arriba. Y sí, se entiende que semejante sinsentido se adscribe al propósito de crear un universo propio en el que los personajes hablen con naturalidad de cosas que no conocemos, pero... ¿Quién es Tozee? ¿Por qué tiene un taller? ¿Qué rayos son unos alternadores? Digamos que aquí quedó muy forzado, sobre todo por la indignación impostada del joven Skywalker.
