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    29 años de 'Reservoir Dogs': Analizamos la importancia de la primera película de Quentin Tarantino

    En 1992, el cineasta de Knoxville cambiaría la historia del cine gracias a un guión que, en un primer momento, estaba escrito a mano y lleno de faltas de ortografía. Este jueves, 3 de junio, el filme vuelve a los cines.

    Hace 29 años, el cine era muy distinto al de ahora. David Fincher era un director de videoclips que se había estrellado por todo lo alto con Alien3, la música de Whitney Houston ambientaba nuestras vidas, y Robin Williams estaba vivo y dispuesto a dejarse la piel doblando al Genio en Aladdin. Quentin Tarantino, por cierto, aún no era conocido por nadie, como no fueran los clientes de su videoclub a los que recomendaba pelis recreando sus diálogos favoritos durante horas, pero eso iba a cambiar en 1992. En 1992 Reservoir Dogs, su primera película, llegaba a la gran pantalla, y desde entonces nada volvería a ser lo mismo.

    Reservoir Dogs
    Reservoir Dogs
    Fecha de estreno 16 de octubre de 1992 | 1h 39min
    Dirigida por Quentin Tarantino
    Con Harvey Keitel, Tim Roth, Michael Madsen
    Medios
    4,6
    Usuarios
    4,4
    Sensacine
    5,0

    Ahora, 29 años después, el filme que pondría en el mapa al director de Érase una vez en... Hollywood vuelve a las salas españolas. Reservoir Dogs se reestrena este jueves, 3 de junio, en cines seleccionados

    En realidad, Reservoir Dogs no era exactamente su primera película, ya que antes había rodado con su amigo Roger Avary My Best Friend’s Birthday, pero el resultado había sido tan mediocre que el genio de Knoxville no quería ni acordarse. Con este sorprendente filme de gángsteres empezó a tomar forma lo 'tarantiniano', algo que acabaría consolidándose dos años después con la monumental Pulp Fiction… pero centrémonos en Reservoir Dogs. ¿Por qué es tan importante? ¿Qué encontramos en ella que podamos rastrear en la carrera del cineasta hasta la misma actualidad? Hoy, SensaCine recuerda Reservoir Dogs, y las 7 pistas que encontrábamos en ella de lo que sería Quentin Tarantino. ¡Lee el especial o ahorra tiempo echándole un vistazo al vídeo de arriba!

    K-Billy y el supersonido de los 70

    Sí, la música es lo más básico, pero hasta que no conocimos esa simpática emisora de radio que escuchaban los protagonistas de Reservoir Dogs no supimos que podía hacer que una escena tuviera tanto estilo. Es decir, Martin Scorsese ya había mostrado ser bastante talentoso a este respecto, pero mientras que él suele usarla pensando muy bien cómo puede combinar temáticamente con la imagen, Tarantino la usa atendiendo a lo mucho que le gusta el tema de turno. De modo que, sí, es la melomanía lo que le distingue, y es lo que conduce a que cualquier escena con música escogida por él sea brillante.

    Sin embargo, muchas veces esta música sirve para subrayar la violencia de un modo chocante, casi frívolo, que acaba estilizándola y proveyendo de un resultado muy particular, como lo que sucede con la escena del baile del Sr. Rubio mientras tortura al policía. Un baile que, por cierto, Michael Madsen tuvo que improvisar, ya que en el guión sólo ponía "baila de manera maníaca"

    Miramax Films

    Este particular método no implica que el director desprecie la utilización clásica, ya que no pudo descansar tranquilo hasta que el mítico compositor Ennio Morricone le hizo la banda sonora de Los odiosos ochoaunque esta fuera reciclada, que es precisamente lo que Tarantino había hecho antes con otros temas del italiano.

    "¿Sabéis de qué va 'Like a virgin'?"

    Por supuesto que tenemos que hablar del monólogo del comienzo, recitado por el propio Tarantino encarnando al Señor Marrón, y consistiendo en un certero análisis musical de una de las canciones más célebres de Madonna. Un monólogo que no sólo es un compendio de palabrotas lanzadas como una metralleta, sino que también hace gala de un ingenio como pocos se habían visto en el cine hasta entonces, y que señalaba uno de los mayores talentos de Tarantino: la escritura de diálogos.

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    El citado monólogo sobre 'Like a virgin' es el más famoso de Reservoir Dogs, tanto que incluso provocó que la misma Madonna le mandara un disco al director con una nota en la que ponía: “Va sobre amor, no sobre pollas”. Pero sólo es uno de los muchos momentos exclusivamente hablados de sus películas que se han hecho inmortales. En Pulp Fiction tenemos la discusión sobre la diferencia entre las hamburguesas de Europa y EE.UU., en la infravalorada Jackie Brown el momento en el que Ordell (Samuel L. Jackson) trata de convencer a Beaumont (Chris Tucker) de que se meta en el maletero de su coche, en Kill Bill Volumen 2 el monólogo sobre Superman, en Malditos bastardos la discusión sobre ratas, ardillas y judíos… la lista es interminable, y compone otra de las señas más reconocibles del maestro.

    "¿Por qué tengo que ser yo el Señor Rosa?"

    Relacionado de manera muy íntima con el tema de los diálogos, encontramos lo que realmente hacen grandes sus guiones: los personajes que los pueblan. Personajes que, ya sean protagonistas o secundarios, el director sabe perfectamente qué actores deben interpretar, muchas veces con una intuición que desafía el estado de la industria, como cuando resucitó consecutivamente a John Travolta y a Robert Forster, o descubrió al portentoso Christoph Waltz

    Y antes de que llegaran Landa, Vincent Vega, La Novia, Mia Wallace, el Señor Lobo o todos y cada uno de los papeles interpretados por Samuel L. Jackson, Tarantino también echó el resto con Reservoir Dogs, sabiendo que una trama tan liviana como la de su filme debut sólo podía ser salvada por el carisma de sus integrantes, que en su mayoría no tenían nombres al uso, sino colores.

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    El trágico paternalismo del Señor Blanco (Harvey Keitel), que acabará matándole por encariñarse con quien no debe, la chulería insegura del traicionero Señor Naranja (Tim Roth), destinada a matarle también, la psicopatía pura y dura del Señor Rubio, la charlatanería del Señor Rosa (Steve Buscemi)… por no hablar de Eddie el Guapo (Chris Pennn) y su malhumorado padre (Lawrence Tierney). 

    "Te voy a torturar de todas formas"

    Este guión, la mayor parte de las veces fabuloso, siempre suele centrarse en tramas de una acentuada violencia, representada ésta de un modo caricaturesco gracias tanto a su planteamiento como a, lo mencionábamos antes, la música que la ambienta. Lo cual no quiere decir que Tarantino se haya librado de reproches por esto, o que no haya acabado con él montando en cólera contra los periodistas.

    ¿Por qué representa así la violencia?, es la pregunta del millón, y una de implicaciones morales que pueden ser fácilmente dejadas de lado ante lo sugestivo de la propuesta de Tarantino. Una vez llegado al díptico de Kill Bill, ésta ya ha perdido todo el sentido, siendo tan grotesca y exagerada como el clímax de Django Desencadenado, aunque aquí fuera un poco más problemático dado el tema del que hablaba.

    Miramax Films

    En Reservoir Dogs esto aún no había sido llevado al extremo, y de hecho la violencia era tan dolorosa e impactante que la escena del baile de Michael Madsen consiguió echar de la sala nada menos que a Wes Craven, director de películas como La última casa a la izquierda, Las colinas tienen ojos o la saga de Scream. Craven tuvo la mala suerte de encontrarse en el pasillo con el mismo Tarantino, que al poco de pillarle se puso a gritar, muy feliz, “¡He acojonado a Wes Craven!”.

    Las referencias pop

    Llegamos al tema más espinoso, incluso más que la representación tarantiniana de la violencia. Y es que desde el comienzo de su carrera la acusación de plagio siempre ha sobrevolado el cine del de Knoxville, pese a que éste arguya en todo momento que lo que hace son homenajes. Reservoir Dogs, supuestamente, es tanto un homenaje a Atraco perfecto de Stanley Kubrick, con cuyo argumento comparte no pocas características, como al guión de Rashomon de Akira Kurosawa, como a cierta escena de Django de Sergio Corbucci con una oreja amputada.

    ¿Muchas casualidades, no? Si a esto le añadimos que después de Jackie Brown prácticamente cada filme suyo ha sido un ' spaguetti western', y que multitud de sus señas de estilo ya están presentes en el cine de la 'Nouvelle Vague' y Jean-Luc Godard -no en vano su productora se llama A Band Apart, como la famosa película del director francés-, la originalidad de Tarantino queda bastante en entredicho.

    Miramax Films

    Incluso muchos de los títulos de sus películas proceden de largometrajes anteriores, como Malditos bastardos –su título en inglés es el mismo que el del 'western' Inglorious Bastards, que en España se llamó Aquel maldito tren blindado-, o Django desencadenado, inseparable del ya mencionado filme de Corbucci. Sin embargo, la originalidad de Tarantino reside precisamente en la habilidad para asimilar toda esta caótica cinefilia, y darle la forma de producto genuino que funcione más allá de si el espectador puede pillar todas estas referencias o no.

    "Tienes dos maneras de hacer las cosas, la mía o la puta calle"

    Es en este flujo incansable de conocimientos cinéfilos donde se encuentra el mayor talento, como también podemos extrapolar a, sí, Martin Scorsese. Tarantino ha visto muchísimo cine, y sigue viéndolo, y el único trabajo más adecuado para él que ser dependiente de videoclub, como fue durante un tiempo, era ser director de cine.

    Algo que acabó logrando contra todo pronóstico. Quentin era un estudiante nefasto e hiperactivo, incapaz de darle orden o sentido a sus ideas. Hasta que no conoció por casualidad a Kathryn Jaymes, las posibilidades de llegar a Hollywood eran nulas, pero su nueva agente le hizo centrarse y se ocupó de corregir sus guiones, que estaban escritos a mano y con multitud de faltas de ortografía. Gracias a ella, Reservoir Dogs pudo salir por fin de la mente del cineasta.

    The Wrap

    No es la única mujer que ha sido clave para que la carrera de Tarantino llegara a buen puerto. Su montadora habitual, Sally Menke, supo dar ritmo a la cantidad de metraje que siempre rodaba su jefe –su muerte, de hecho, se sintió muchísimo en Django desencadenado-Uma Thurman fue quien inspiró el guión de Kill Bill, y la directora Sofia Coppola le dio algo de tranquilidad durante su noviazgo, además de ciertas idea sobre cómo introducir anacronismos en películas supuestamente históricas, como hizo en María Antonieta. Después de su ruptura siguieron siendo buenos amigos, y Tarantino ya estaba mentalmente preparado para que su carrera no acabara en la cuneta.

    "No creo en las propinas"

    Finalmente, la gran importancia de Quentin Tarantino, y de su debut Reservoir Dogs, es en el modo en que condujo el cine independiente de EE.UU. a las grandes cifras y el público mayoritario, con tanta rapidez como George Lucas y su Star Wars -sí, originalmente ésta era una película independiente-, y con tanto humor como Kevin Smith dos años más tarde, cuando Clerks allanó el camino. Los filmes de Tarantino no son ' blockbusters' ni mucho menos, pero la gente va a verlos en masa, y es por algo tan simple como que Tarantino ha conectado con los espectadores.

    Y todo gracias a una película que se llamó así porque un cliente del videoclub pronunció mal el título de Au revoir les enfants, y que consiguió ser producida sólo gracias a que Harvey Keitel conocía al profesor de interpretación de Lawrence Bender, colega de Tarantino. Multitud de casualidades y anécdotas que condujeron al que Tarantino considera, aún hoy, el momento más feliz de su vida: poder rodar su primera película.

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