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    6 películas (y un corto) imprescindibles en la quinta edición del Nocturna Madrid

    El festival internacional de cine fantástico tuvo lugar entre el 25 y el 29 de octubre, otorgando a la oportunidad de todos aquéllos que asistieron de disfrutar de una oferta variada, sorprendente y, sobre todo, formidablemente divertida.

    Most Beautiful Island (Ana Asensio, 2017)

    Vamos con la gran sorpresa del festival. El argumento de este drama dirigido, escrito y protagonizado por Ana Asensio, de primeras, no se revelaba muy apropiado para un evento como el Nocturna Madrid: las dificultades de una joven inmigrante sin papeles en el confuso Nueva York parecían más seductoras para alguien como Ken Loach que para un público necesitado de emociones fuertes tras la efectiva, pero algo 'light', inauguración con Feliz día de tu muerte.

    Sin embargo, a la media hora Most Beautiful Island pasa de ser un comprometido drama social a convertirse en un 'thriller' de suspense casi insoportable, cuando la protagonista, en pos de ganar dinero, se mete en un peligroso juego que incumbe a prostitutas, mafia rusa y tarántulas letales. Una apuesta rotunda que hace presagiar un futuro prometedor para Asensio, si le dejan.

    Dhogs (Andrés Goteira, 2017)

    Sin duda, la presencia española ha sido enormemente celebrada en la V Edición del Nocturna Madrid, gracias tanto a Most Beautiful Island -aunque la financiación sea norteamericana-, como a la comedia negra Matar a Dios -bastante fallida, pero muy bien rodada-, como a este útimo, Dhogs. El debut de Andrés Goteira, de hecho, ganó el Premio Paul Naschy a la Mejor Película y el Vincent Price a Mejor Actor para Carlos Blanco. ¿Es para tanto?

    Gaita Films

    El punto de partida no parecía muy atractivo: la mezcla de términos “dogs” y “hogs”, mezclando lo bueno y lo malo (lo dulce y lo sucio), sonaba más a chiste que a metáfora. Además, como toda ópera prima que se precie, la película de Andrés Goteira acumulaba más ideas que planos, un todo-vale que no acababa de cuajar ante lo epatante del asunto. Y, sin embargo, Dhogs es la caña o, como se decía a pie de butaca, es el Holy Motors gallego. Una película arriesgadamente feroz en lo narrativo y ciertamente audaz en su puesta en escena, entre la comedia Cavestany y el malrollismo Vermut, tan exagerada como imprevisible y que, a la postre, queda como un acto creativo que rezuma libertad por los cuatro costados.

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