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    Isabel Coixet y Emily Mortimer: “‘La librería' es una película radical”

    La cineasta catalana adapta la novela de Penelope Fitzgerald, que sigue una mujer que se enfrenta a sus vecinos cuando decide montar una librería.

    Isabel Coixet continúa demostrando con La librería porqué es una de las cineastas españolas más internacionales. Con un reparto internacional de caras nuevas y rostros familiares –Emily Mortimer, Patricia Clarkson y Bill Nighy–, la directora de Mi vida sin mí se ha lanzado al mundo de los libros al adaptar la novela con la Penelope Fitzgerald se quedó a las puertas del Booker en 1978, y que cuenta las peripecias de una mujer que en 1959 decide abrir una librería en un pequeño y desconfiado pueblo británico. Una modesta historia sobre una sociedad corrupta y una mujer decidida a cumplir sus sueños de la que nos hablan la propia Coixet y su protagonista, Emily Mortimer.

    Isabel, ¿por qué decidiste adaptar 'La Librería' y cuánto tiempo has estado detrás de este proyecto?

    Isabel Coixet – La novela me fascinó, me pareció que había algo que resonaba en mí de manera muy profunda, y que me tocaba. Yo normalmente no leo pensando en hacer películas, porque cuando leo, simplemente leo. Pero en La librería había algo que me llamaba: el personaje me hablaba de manera directa y sí que veía que en el libro había una película. Sobre el tiempo, pues leí La librería como hace diez años y hemos tardado csiete años en llevarla a cabo. Pero bueno, las cosas que valen la pena tienen un proceso largo.

    ¿Qué viste en Emily Mortimer para este rol de mujer incorruptible y sin dobleces que interpreta en 'La librería'?

    I.S. – Emily tiene algo mágico. Siempre que la he visto en papeles, en películas, series, veía algo como…,  En fin, no la conocía, pero pensaba: esta mujer, lee. Y pensaba también que me entendería con ella. Fue cuestión de instinto. A veces metes la pata con el instinto, pero en esas cosas..., lo notas. Notas que es alguien que va a entender la complejidad de una persona buena. En el cine las personas buenas normalmente son personajes algo bobalicones, pero en ella encontré la suficiente complejidad y esa extraña inocencia que necesitaba. Y siempre quería haber trabajado con Emily. Así que cuando terminé el guion lo vi claro: ¡esta es la mujer! ¡A ver si le gusta!

    Florence, la protagonista de 'La librería', es una mujer que trata de cambiar las cosas en la pequeña y cerrada comunidad en la que vive. De alguna manera, puede verse como una revolucionaria… Emily, ¿Pensaste de ella en esos términos cuando te llegó el papel?

    Emily Mortimer – Sí, en cierto modo. Creo que La librería es una película radical, en el sentido de que es algo engañosa, porque es tranquila por fuera y posee estos fundamentos tan radicales en su corazón. Y Florence es de ese modo. La librería es una película un poco contra el sueño americano: puedes intentarlo mil veces y que no salgan las cosas como tenías pensado. Y, de hecho, eso es lo que nos sucede a casi todos en la vida. Y esta película muestra esta lucha: esta dolorosa, valiente lucha que todos tenemos en nuestro día a día, cuando intentamos hacer cosas y fracasamos. Creo que es radical hacer una película sobre esta experiencia, porque no creo que se haya realizado antes. Así, sí, pienso que la película es radical y, por extensión, también Florence, mi personaje.

    Isabel, ¿tenías pensado hacer esta oda al fracaso de la que reflexiona Emily cuando decidiste adaptar 'La librería'?

    I.S.–  ¿Qué es realmente el fracaso? Al final el fracaso para todo el mundo es lo mismo: la muerte... Pero, en fin, no sé, para mí la protagonista de La librería es una triunfadora. Para mí, el fracaso es ser mezquino, ruin, arruinar la vida a los demás. Ser imbécil con ganas de ser imbécil. Y en La librería, el auténtico fracasado de esta película es cuando ella le pregunta a Milo (James Lance) el porqué, y él el responde todo lo que le responde. Para mí el fracaso está en esa respuesta que habla de gente que no lo intenta, que se deja llevar, que no sabe quién es, que no tiene una brújula moral. La brújula moral cambia, puede cambiar, evidentemente, pero la ausencia de ella es para mí el fracaso. Ser una veleta que no tiene una médula. El personaje de Emily lo intenta, lo intenta de todas las maneras posibles, con coraje y con dignidad.

    Florence, la protagonista de 'La librería', es una triunfadora. Para mí, el fracaso es ser mezquino, ruin, arruinar la vida a los demás.

    Quería aprovechar como última pregunta, y dado que los libros son lo que verdaderamente no le fallan a la protagonista de 'La librería' en su gesta, que recomendarais a los lectores de SensaCine alguna obra que siempre os hace sentir acompañadas.

    E.M.– Ahora estoy leyendo Amor en clima frío y A la caza del amor, ambas de Nancy Mitford, y, ¡ya os puedo asegurar que nunca te sientes sola con la compañía de sus libros! Todo lo contrario: te hacen muy feliz. Mitford es tan anárquica, divertida y salvaje: ¡me encanta su manera de escribir! Pero mi libro favorito es Grandes esperanzas, de Charles Dickens. No sé muy bien porqué. Lo leí por primera vez cuando tenía 15 años y lo he leído como unas cinco veces desde entonces. Es un gran libro y de alguna manera, incluso a pesar de que habla de un momento, unos personajes y un mundo tan concretos, ¡es tan universal! Siempre me conmueve.  

    I.S.– Yo recomendaría uno de los libros que el personaje de Florence le recomienda a Mr. Brundish (Bill Nighy), Farenheit 451, de Ray Bradbury. Para mí, es un libro maravilloso que dio origen a una película maravillosa de François Truffaut, protagonizada por Julie Christie, quien, por cierto, es la narradora de nuestra película. Con lo cual, así cerramos el círculo [risas.

     

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