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    'Coco': Descubre el origen de la tradición del Día de Muertos para entender la nueva película de Pixar

    La cinta dirigida por Lee Unkrich y Adrian Molina ya está en los cines españoles.

    Desde que se anunciara, Coco se ha convertido en una de las películas más esperadas de Pixar. Y no es para menos. La cinta dirigida por Lee Unkrich y Adrian Molina es uno de los proyectos más ambiciosos del estudio, al que han tardado en darle forma nada más y nada menos que seis años.

    Coco ya está en los cines españoles, pero en SensaCine hemos querido conocer más en profundidad la festividad del Día de Muertos, en la que se ambienta la historia, y queremos compartir contigo algunos detalles que lo caracterizan.

    El Día de Muertos no es una celebración moderna, ni mucho menos. En las culturas mesoamericanas el culto a la muerte siempre ha tenido una gran importancia, hasta tal punto que a lo largo del año tenían varias festividades centradas en honrar a los ancestros. Con la llegada de Cristobal Colón, este festejo se fijó los días 1 y 2 de noviembre, coincidiendo con la festividad del Día de Todos los Santos, de la religión católica.

    Los aztecas también se preguntaban qué habría después de la muerte y, como lo desconocían, dividieron en cuatro los lugares a los que se podían ir las almas, dependiendo de la causa del fallecimiento. Como el camino para llegar al inframundo, al que denominaban Mictlan, consideraban que era muy arduo, solían enterrar a los difuntos junto a un perro de la raza xoloitzcuintle -al que se le había sacrificado previamente-, para que les guiara en su viaje. Eran una especie de guías espirituales, como se afirma en la película de Disney, en la que el perro protagonista responde al nombre de Dante.

    La importancia de las ofrendas

    Son varios los rituales que los familiares llevan a cabo el Día de Muertos, considerado desde hace años como un símbolo del país mexicano. Para honrar a sus ancestros, crean un altar en el que colocan una serie de ofrendas que van desde alimentos como las calaveras dulces (en las que se escribe el nombre de los difuntos) y el pan de muerto, hasta poesías que se burlan de la muerte, e imágenes y objetos pertenecientes a sus seres queridos que ya no están en la Tierra.

    En las ofrendas un detalle que tampoco falta son las flores, concretamente una variedad conocida en México como cempasúchil, denominada también flor de muertos o clavel chino. Su color naranja inunda las calles de las ciudades mexicanas donde se celebra el Día de Muertos, en forma de caminos para guiar a los ancestros en su regreso a los hogares de sus familias.

    En Coco, los pétalos de estas bonitas y emblemáticas flores forman el puente por el que los habitantes de la Tierra de los Muertos, representados por esqueletos, cruzan a la Tierra de los Vivos cada año. Pero si los familiares vivos no ponen la foto de sus familiares fallecidos, sus almas no podrán cruzar dicho puente.

    Reconocimiento internacional

    La importancia cultural de esta festividad, que también se celebra en otros países de Sudamérica, fue reconocida a nivel internacional en 2003. El 7 de noviembre de dicho año la Unesco le otorgó a esta celebración la categoría de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

    Coco nos muestra de una forma maravillosa la celebración de esta fecha tan señalada en la cultura mexicana, y nos descubre algunos de los detalles más importantes que rodean a esta festividad. De la mano del pequeño Miguel, nos adentraremos en el impresionante Mundo de los Muertos imaginado por Lee Unkrich, Adrian Molina y el resto de guionistas de la película.

    Si aún no has disfrutado de la última cinta de Pixar, corre a tu cine favorito y vive una mágica experiencia.

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