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    Xavier Legrand ('Custodia compartida'): “La violencia de género es la gran tragedia actual”

    León de Plata a la Mejor dirección en la pasada Biennale, el francés ahonda en la degradación de un marido y padre en su debut en el largometraje.

    El debutante Xavier Legrand se llevó el León de Plata a la Mejor dirección en el último Festival de Venecia con Custodia compartida, una cinta que parte de un divorcio para derivar hacia una oscura exploración de la violencia de género. Con Léa Drucker y Denis Ménochet en los papeles protagonistas, el trabajo llega ahora a nuestras salas tras una larga retahíla de premios en certámenes internacionales. Hemos hablado con Legrand sobre su debut en el largo y su interés en retratar bajo una óptica menos trillada el lamentable tema de la violencia de género. 

    'Custodia compartida ' es una historia propia. ¿De dónde sale su preocupación para que su primera película trabaje este tema?

    Xavier Legrand – Bueno, por desgracia, es un tema muy actual, y me parece importante hablar de la sociedad en la que vivo y hablar de las cosas que me enervan y me son insoportables. Quería hablar de la tragedia y creo que la violencia en el seno de la familia es la gran tragedia actual. Equivale a la tragedia griega, la violencia en la familia, las escenas de horror, los lazos de sangre y de poder, la violencia de género. Creo que se habla poco de ello... Rectifico, más bien se habla mal.

    A la hora de documentarse, ¿descubrió un patrón habitual en los casos de violencia de género?

    X. L. – La historia no es la historia de un solo caso, sino de varios. Y he detectado situaciones similares que he intentado integrar y contar en la película. Necesité para eso meterme en la piel de la violencia de género de cara a poder hablar de ello de una forma frontal y brutal. Rasgar la tela de pudor y afrontarlo sin rodeos.

    Cuéntenos cómo construyó el personaje de Miriam. Es una mujer muy enigmática; un perfil poco habitual en este tipo de retratos.

    X .L.– En todas las mujeres con las que hablé para documentarme es que las víctimas de violencia machista  poco tienen que ver con el retrato común de las películas, ya incorporado en el imaginario colectivo. Esta idea de mujeres débiles, temblando, asustadas. Obviamente tienen miedo y están destruidas, pero llevan una máscara. Se obligan a ser fuertes para poder aguantar. Y eso es lo que quise mostrar a través de Miriam. Y también que esa mujer no puede borrarlo todo de un plumazo después de 17 años de matrimonio con su marido. Claro que estaba enamorada, pero ha llegado un momento en que no tiene nada qué decirle, porque él no la escucha. Por eso quise mostrarla como un personaje escondido. De hecho, en la película no se la ve mucho.

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    En 'Custodia compartida' también enseña que los hijos son las víctimas silenciadas de la violencia en el hogar.

    X .L.– Son las víctimas olvidadas, en efecto. El cine apenas ha mostrado el punto de vista de un menor en estas situaciones, porque a nadie le gusta ver a un niño pasando por algo así. Se habla de la violencia conyugal y de género, pero se olvida que los niños están en medio. El niño necesita a los padres para crecer, a pesar de la separación del matrimonio. Y luego está la gran pregunta que irrumpe en estos casos, sobre si un hombre violento puede llegar a ser un buen padre. La sociedad tiende a pensar que sí, pero yo pienso que es un mito.

    La interpretación del niño protagonista es estremecedora. ¿Cómo consiguió aterrorizar al niño para esas escenas tan tensas?

    X .L.– [Risas] ¡No lo tuve castigado ni nada por el estilo! [Risas] Como todo buen actor, menor o adulto, se necesita un espacio de seguridad con el fin de ser capaz de entregar una dosis de emoción tan fuerte. Ya no tiene miedo de sí mismo y puede dejarse llevar. Eso es lo que intenté hacerle entender. Denis Ménochet, su padre en la película, le ayudó mucho, porque desarrolló una relación con el niño, una relación lúdica.. Los dos jugaban juntos cuando no rodaban, y cuando ponía la cámara en funcionamiento, jugaban a ser padre e hijo. También le dije: "mira, no estoy aquí para robarte emociones, sino para darte las gracias por todo lo que vas a ofrecer, y si en algún momento dado te sientes incómodo, o i quieres parar, basta con que levantes la mano, y paramos. Y estamos aquí para divertirnos". Y nunca levantó la mano.

    El clímax de 'Custodia compartida' tiene mucho de los filmes de terror.

    X .L.– Las mujeres con las que hablé me describían escenas que terror,y no podía edulcorar una cosa así. En ocasiones, las decisiones tomadas por un juez pueden llevar a situaciones terroríficas, y lo interesante en el cine era basarnos en esas banalidades judiciales para llegar al espanto más absoluto. 

    Las mujeres con las que hablé me describían escenas que terror y no podía edulcorar una cosa así. En ocasiones, las decisiones tomadas por un juez pueden llevar a situaciones terroríficas,

    De ahí la importancia de esa primera secuencia. Hay momentos en que el espectador no sabe con quién posicionarse.

    X .L.–  Estuve en salas de conciliación, con los jueces de asuntos familiares. y vi a muchas parejas en situaciones de tensión. Y era muy complicado saber quién mentía más. Es una frase de la película que robé precisamente a una juez. Los dos lados siempre mienten. Era primordial mostrar que hay una serie de decisiones judiciales que se toman por elementos muy concretos, pero la violencia de género es difícil probarla. Y la manipulación es todavía más difícil.

    ¿Qué significa la expresión 'Jusqu’à la Garde', que da nombre al título de la película en su idioma original?

    X .L.– Es una expresión que literalmente significa ‘hasta la custodia’, pero tiene varios usos. Primero, es una expresión de guerra que proviene de la Edad Media. La custodia es la parte de la empuñadura de una espada que protege la mano. Por tanto, jusqu'à la garde significaría, hundir hasta el fondo, hundir la espada hasta la custodia de la empuñadura. Y luego, hay una expresión más moderna, también violenta, que viene a decir ‘te voy a joder hasta el fondo’, te voy a hundir la vida hasta el final. Y la última expresión es ya pornográfica, que recoge esa idea de dominación masculina, porque usqu'à la garde significa también ‘chúpamela hasta el fondo’.

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