Ryan Coogler tiene un primo siete años mayor que él, "de lo más 'cool'", que lo inició en los tebeos de superhéroes en la adolescencia. En los huecos entre las clases en el instituto y los partidos de baloncesto, el hoy director aprovechaba para curiosear en una tienda de cómics. Por aquel entonces no tenía un clavo, así que se pasaba horas leyendo hasta que lo echaban. Un día se hartó de las aventuras protagonizadas por blancos, en las que los personajes negros ejercían de meros accesorios, y preguntó al dueño del comercio si no había ningún paladín de color. Y claro que lo había: Black Panther.
Tres lustros y dos películas después, el realizador recibió el encargo de adaptar al personaje de Marvel al cine. Y la experiencia vivida por muchos chavales afroamericanos como él, que encontraron en las historietas sobre el jefe de la tribu de Wakanda un icono con el que identificarse, se ha multiplicado este año exponencialmente con su salto a la gran pantalla.
"África no es sólo un continente, sino una diáspora, y quería que esa realidad se plasmara en mi película", reveló el cineasta californiano el pasado jueves en una clase magistral impartida en el Festival de Cannes a la que asistieron el director haitiano Raoul Peck, la actriz francesa Aïssa Maiga, el cantante canadiense The Weeknd y un grupo surtido de estudiantes negros de Francia y de África. En conjunto, un ejemplo de la dispersión de su raza.
Tras asistir a la concurrida cola, a las sonoras ovaciones y a los halagos vertidos sobre el realizador en el encuentro, incluida la percepción del delegado general del festival, Thierry Frémaux, de que "Black Panther ha marcado la historia del cine", la conclusión es que Coogler se ha erigido en un ídolo para la comunidad negra. Y no sólo por acometer una película protagonizada por un superhéroe de color que ya ha conseguido recaudar 1.300 millones de dólares en todo el mundo, según los resultados trimestrales de Disney publicados el martes, sino por empoderar a la mujer de su etnia.
La importancia de los personajes femeninos
De hecho, preguntado por el conductor de la charla, el crítico de cine estadounidense Elvis Mitchell, por las cuatro protagonistas femeninas de la cinta, el director reconoció que "Lupita Nyong'o, Danai Gurira, Letitia Wright y Angela Basset podrían fácilmente llevar el peso de su propia película".
Como también considera que se merece un filme el villano Killmonger, "una versión pobre de Batman, porque también él se queda huérfano de niño".
Y de la familia
Aunque no ha sido una decisión consciente, las tres películas en su haber, Fruitvale Station (2012), Creed: La leyenda de Rocky (2016) y Black Panther abordan relatos de iniciación de chavales afroamericanos que crecen con un padre ausente: "Tiene que ver con la idílica y privilegiada relación que he mantenido con mis progenitores. Hasta que me casé, fueron mi relación personal más importante. Siempre especulo con qué hubiera ocurrido si no hubieran estado en mi vida".
Si eso hubiera sucedido no hubiera visto Malcolm X (Spike Lee, 1992) ni Los chicos del barrio (John Singleton, 1991) junto a su padre con seis años. Ni hubiera disfrutado de la capacidad enciclopédica de su madre, a la que llamó "IMDB antes de que existiera esta base de datos de la industria del cine mundial".
El audiovisual extranjero lo descubrió en la escuela de cine. Entre sus revelaciones ha citado Ciudad de Dios (Fernando Meirelles, 2002), El odio (Mathieu Kassovitz, 1995), el cine de Joachim Trier y Un profeta (Jacques Audiard, 2009). Así mismo, de la mano de un compañero de clase argentino, descubrió títulos hispanoamericanos como Y tú mamá también (Alfonso Cuarón, 2001) y Amores perros (Alejandro González Iñárritu, 2000).
'El padrino', su inspiración
Cuando le propusieron rodar Black Panther, la premisa fue crear un James Bond negro. Pero, curiosamente, Coogler no tomó como referencia la saga de 007, sino la de El padrino, de Francis Ford Coppola. "La mejor manera de plantear Pantera Negra era desde el punto de vista de una película sobre una sociedad criminal. Me daba vergüenza compartir que estaba haciendo un filme de superhéroes con Michael Corleone como referencia, pero lo cierto es que T’Challa es un chaval que vive en un país secreto y ha de asumir el poder tras la muerte de su padre", compartía entre risas, el director de 31 años.
Cuando el acariciado proyecto se estrenó este pasado mes de febrero, la experiencia fue "intensa", en palabras de Coogler, pero no tanto porque Ava DuVernay, Kendrick Lamar y George Lucas se encontraran entre el público, sino porque asistieron medio centenar de familiares, entre ellos su abuela nonagenaria y su suegro. "Recuerdo aquella noche como una locura empujando sillas de ruedas y buscando rampas de acceso".
