Si a alguien le pertenece el año 2018 es a Bárbara Lennie, quien tras La enfermedad del domingo, de Ramón Salazar, y Todos lo saben, de Asgar Fashardi, estrena ahora Petra, de Jaime Rosales, en la que interpreta a una joven artista que inicia una odisea personal para encontrar a su padre, cuya identidad desconoce. La actriz de Magical Girl, cinta por la que ganó un Goya, lleva el peso de este drama sobre sus hombros, y sobre su trabajo en esta cinta, además de su infatigable carrera, hemos hablado en la siguiente entrevista.
Llevas un par de años muy prolíficos y sin parar de trabajar, y quería preguntarte sobre cómo llegas al proyecto de ‘Petra’ y qué te interesó de la película.
Bárbara Lennie– Lo primero que supe de Petra fueron las pruebas, los castings. Me llamó Jaime para que hiciera el casting, aunque no era una prueba al uso, en el que interpretas una secuencia, sino que era una conversación con él donde me preguntó cosas de mi vida y de temas concretos como el dinero, el arte, mis padres, mis prioridades. Fue muy desconcertante y algunas cosas las respondí y las otras, me inventé. Ya después entendí que todo eso tenía que ver con la película. Después me llamó para hacer otra prueba, improvisando cosas con él, y tras superarla, fue cuando recibí el guion. Y la verdad es que me gustó muchísimo. Me apetecía trabajar con Jaime, por eso fui a la prueba, y después, el guion, pensé que era una gran oportunidad.
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El reparto de ‘Petra’ incluye a un recién llegado, Joan Botey, que no es actor profesional. ¿Cómo ha sido el encaje con vuestro sistema de trabajo?
Bárbara Lennie– Yo ya venía con experiencia a la hora de trabajar con actores no profesionales, porque me encontré con esta situación rodando la película argentina Una especie de familia. En esta cinta, aparte de tres actores, el resto no eran profesionales, y una de las actrices era una mujer que le había pasado algo parecido a lo que contaba la película. En fin, en esa cinta fue mi primer contacto con ese perfil de intérpretes y con estar delante de alguien que no controla la técnica de la interpretación. A la vez, no obstante, lo que te da es un impulso de verdad y de vida que es impagable. Tiene ventajas y desventajas. Al final, tú tienes parte de responsabilidad de ayudarle para llevarle, en el caso de Petra a Joan, a que esté cómodo contando lo que tiene que contar. Fue ir muy de la mano con Jaime. Creo que, en este caso, yo he sido el vértice de un triángulo formado por Joan, Jaime y yo. Pero, dentro de todo, ha sido muy fluido. El papel de Joan es muy difícil…
El personaje de Jaume, interpretado por Joan, es un personaje muy despreciable.
Bárbara Lennie– ¡Es tremendo! ¡Muy incómodo! Es un personaje despreciable hasta límites insospechados. Además, en este caso suma mucho que Joan dice las cosas como con total despreocupación, como si les restara importancia, y ese tono ayuda a que todo sea más perverso… Aparte, Joan, es un hombre amable, bondadoso, generoso, y he visto con mis propios ojos el trabajo personal de Joan preparando su papel: cómo Jaime le tenía apartado en el rincón de pensar cosas malvadas, y cómo iba inventando reproches en una libreta. La verdad es que el trabajo de Joan me parece muy admirable, y me impresiona también que se lo toma todo como un juego. A la hora de trabajar su rol, ha sufrido mucho menos que cada uno de nosotros. Él estaba allí sin presión, sin tanta responsabilidad, y el papel le parecía un regalo de la vida.
Jaime Rosales es bastante exigente a la hora de preparar las interpretaciones, e imagino que en ‘Petra’ no habrá variado su metodología. ¿Cómo has vivido el proceso de meterte en la piel de Petra?
Bárbara Lennie– No me resultó muy difícil, porque entendí rápidamente que había que seguir las directrices de Jaime, porque si no iba a ser muy complicado. Jaime es muy meticuloso, muy matemático, su sistema está lleno de reglas y técnicas muy concretas, y en mi caso, pensé enseguida que tenía que entrar en eso. Y, además, porque todo eso jugaba a mi favor y al de la película. Lo que te exige Jaime, sobre todo, es un nivel de compromiso muy alto con lo que estás haciendo. Es decir, tienes que estar muy despierto porque como tú eres la responsable de ‘inventar’ lo que dices en cada toma de la secuencia, no te puedes relajar. Pero, claro, no vale cualquier cosa. Es una improvisación libre, pero al mismo tiempo muy pautada. Y hay que encontrar el tono a través del cual la vida entre de manera lo más fluida posible, como muy orgánica y natural. Tal vez ese aspecto haya sido más delicado y particular de trabajar, y cansado. Pero bueno, también es lo que la propuesta tenía de interesante.
Lo que te exige Jaime, sobre todo, es un nivel de compromiso muy alto con lo que estás haciendo. Es decir, tienes que estar muy despierto porque como tú eres la responsable de ‘inventar’ lo que dices en cada toma de la secuencia, no te puedes relajar.
‘Petra’ es tu segundo papel que vemos este año en el que interpretas a una hija con problemas con sus progenitores, tras ‘La enfermedad del domingo’, de Ramón Salazar. ¿Encadenaste los trabajos o tuviste alguna pausa para descansar?
Bárbara Lennie– Empalmé las películas, tal cual. Rodé primero La enfermedad del domingo y una semana después estaba ensayando Petra. Porque Petra se iba rodar antes, pero se cayó, y la única manera de hacerla era justo en ese momento tras la película de Ramón. Y no era lo ideal para mí, porque, además, La enfermedad del domingo me dejó exhausta… Pero aprendí a hacer un poco los cerebros de los delfines, que pueden turnar los hemisferios, y traté de ser lo más moldeable posible para poder estar muy abierta y entregada al nuevo proyecto. Eso sí, cuando acabé el segundo rodaje estaba desquiciada.
‘Petra’ es la historia trágica de una joven en busca de su padre, pero también es una mirada muy particular sobre el poder de resistencia de las mujeres.
Bárbara Lennie– Eso me parece muy interesante y bonito. Y creo que tiene mucho que ver con lo que pasa ahora. Las mujeres al final son las que sacan adelante casi todo, creo. Y en este caso, son las únicas que puedan cambiar el supuesto destino trágico. Dan un paso para que haya un encuentro más real y honesto. La película es esperanzadora, y habla de las generaciones que vendrán, una hija nacida de todo ese barullo, pero que va a poder tener la libertad de saber de donde viene.
A lo largo de 2018 te hemos visto en varios trabajos. Al mismo tiempo, eres una actriz que has trabajado con muchísimos directores –Isaki Lacuesta, Carlos Vermut, Jonás Trueba, Ramón Salazar, Jaime Rosales, Farhadi…– y una sola directora, Nely Reguera. ¿Tienes pensado trabajar con todos y todas los y las cineastas que te interesen, porque da la sensación de que no paras?
Bárbara Lennie– ¡Todos no! Pero todos los que me gustan…, ¡me encantaría! Quedan unos cuantos. ¡Y directoras! Solo he trabajado con Nely, y me hubiera gustado hacerlo con más, y espero que sea así, pero ni me han llegado tantos guiones y de los que me han llegado, pues no he podido hacerlos. Pero ojalá caiga alguno en breve. Es verdad que ahora mismo se han estrenado todas estas películas, pero son cintas que venía rodando el año pasado, y desde diciembre, que filmamos la de Farhadi, pues no he rodada nada más. He hecho teatro en el Pavón y mis únicos planes ahora pasan por el teatro. No tengo nada cerrado para el año que viene todavía. Da un poco de vértigo, porque hace mucho tiempo que esto no me pasa, porque he tenido una etapa con una previsión de trabajo muy a largo plazo. Pero también siento que el parón de este año era muy necesario, por higiene mental y física. En la medida de lo que he podido, he trabajado en proyectos que me gustaban, aunque no siempre se puede. Y bueno, por ahora mismo estoy en búsqueda. Un poco en stand-by.
