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    Crítica: "'Otra ronda' es más hermosa de lo que parece pero con un trasfondo duro"

    La última película de Thomas Vinterberg cuenta la historia de cuatro amigos profesores en plena crisis de los 40, y bascula entra la comedia y la tragedia para hablar de la soledad, la crisis de pareja y la alienación.

    "Una celebración de la borrachera como exaltación de la amistad y como huida de los problemas de la vida diaria y las consecuencias que eso acarrea". Así resumo en la crítica de esta semana la gran tragicomedia Otra Ronda, el estreno que trae el fundador de Dogma, el danés, Thomas Vintenberg que ya pudimos ver en el Festival de San Sebastián. Ahora está nominada al Oscar a Mejor Película de habla no inglesa, y el realizador danés opta también al Oscar a mejor director, lo que supone que la película ha gustado mucho en la Academia de Cine.

    Otra Ronda que ahora se estrena en salas, cuenta la historia de cuatro profesores amigos, uno de ellos el genial Martin (Mads Mikkelsen), que deciden hacer un experimento que consiste en mantener un nivel constante de alcohol en sangre durante todo el día. De esta forma pretenden demostrar que bajo la influencia del alcohol son capaces de mejorar en todos los aspectos de su vida, volviéndose más valientes y creativos. Sin embargo, aunque al principio parece que los resultados son muy positivos, a medida que avanza el experimento comienza a descarrilar, con terribles consecuencias que les cambiarán la vida para siempre.

    Vinterberg firma el guion con Tobias Lindholm (BorgenSecuestro), narra en Otra Ronda la crisis de madurez de cuatro amigos que se dedican profesionalmente a la enseñanza. Junto a Mads Mikkelsen, que interpreta a un maestro de Historia, completan la historia Tommy (Thomas Bo LarsenCelebración), Peter (Lars RantheDirch) y Nikolaj (Magnus MillangDanish Dynamite) hacen lo propio con las asignaturas de Gimnasia, Música y Psicología, respectivamente. El filme subraya al principio una frase del filósofo existencialista Søren Kierkegaard y, en el fondo, aunque bañada con litros y litros de alcohol, examina y plantea la transitoriedad de conceptos como la belleza y la juventud.

    La propuesta cinematográfica se aleja bastante de la premisa Dogma con la que este director se estrenó con Celebración. Esta es una tragicomedia que bascula entre un comedia muy divertida en algunos momentos y la tragedia y le sirve al director para hablar de la soledad, alienación y crisis de pareja y cómo se afrontan a partir de cierta edad.

    La película funciona excelentemente gracias a su cuarteto protagonista. Corren vasos y vasos de champán, vodka, absenta y demás bebidas espirituosas y Vinterberg, asiendo con firmeza el tono, refleja a la perfección en pantalla los efectos inmediatos que produce el alcohol en el organismo. Al menos en sus primeros compases, los beodos educadores se muestran más desinhibidos, sociables, eufóricos y relajados.

    "Son cuatro personajes con los que empatizas, y mucho más hermosa de lo que parece, y dura en algunos momentos aunque con la belleza suficiente para asirse y mantenerse gracias a un Vintenberg mucho más controlado en sus inicios. ¡Brindo por vosotros!".

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