Creo que nadie se escandalizará a estas alturas si afirmo que Goku es un gran guerrero, pero un padre horroroso. Forma parte del canon de la serie, al fin y al cabo: es capaz de dejar a Chichi de lado si eso le hace más poderoso y le permite luchar una batalla en algún planeta extraño. Sin embargo, Vegeta está hecho de otra pasta: el antaño rey de los Saiyans se ha ablandado desde que vino a la Tierra y no puede negar el amor incondicional que tiene por Bulma y por su hija. Sobre todo, desde que su mujer no tuvo ni un poquito de dolor al darla a luz.
La virgen Bulmaría
Ya sabemos, a estas alturas, que la muerte en Dragon Ball es un concepto reversible que básicamente a todos los personajes les da un poco igual. Si la palman, pronto conseguirán las bolas de dragón para traerles de nuevo a la vida. ¡Que se lo digan a Krilin, que casi tiene un abono en eso de morirse y resucitar! Lo que no sabíamos es que también, de regalo, las mujeres de nuestros protagonistas pueden quedarse embarazadas sin necesidad de temer el dolor del parto.
Cuando Bulma está a punto de parir a Bra, Goku le pregunta a Vegeta si quiere ir a entrenar con Beerus para el Torneo del Poder que vimos en Dragon Ball Super. Vegeta, que es un tío fabuloso, se niega para estar con su mujer en esos días tan duros. Que la serie aún nos lo intente pintar como un villano potencial en ocasiones es casi ofensivo.
Toei
Entonces es donde aparece Whis, que, para evitar que un simple embarazo se meta en sus planes, decide usar sus poderes para teleportar a Bra fuera del vientre de Bulma. No preguntéis los porqués ni los cómos, porque puede acabar doliéndoos la cabeza. Pero si os quedáis embarazadas, por si acaso, haced lo posible por conseguir el número de Whis. Más rápido y mejor, imposible.