George RR Martin lleva escribiendo Canción de hielo y fuego desde 1991 (Juego de tronos, eso sí, se publicó un lustro después). En este periodo de 33 años ha lanzado cinco novelas y la sexta lleva cocinándose trece años. Lo último que hemos sabido de ella es que aún no ha terminado de encajar todas las piezas, así que sigue tocando esperar. Eso no le impide al autor ir tocando cosas aquí y allí: ha guionizado y producido series como Nightflyers o Dark Winds, creado el videojuego Elden Ring y escrito multitud de precuelas y novelettes basadas en los Siete Reinos. Y no tiene pinta de que tenga mucha prisa por terminar su saga principal.
Rata de dos patas
Obviamente, sabe que muchos más ojos están puestos en él que antes, y nada le impide seguir escribiendo en su blog largas entradas sobre su vida y sus opiniones. Una de ellas, últimamente, ha tratado sobre los dragones en su obra. Más concretamente, sobre lo que Juego de tronos y La casa del dragón han hecho rotundamente mal a la hora de adaptarlos. Y no, no tiene que ver con su personalidad ni con su fiereza, sino con algo que no esperabais: con sus patas.
Y es que los dragones de George RR Martin tienen dos patas en lugar de las cuatro que normalmente se les suele añadir en los escudos heráldicos. Y en las cuatro primeras temporadas de la serie de HBO cuidaron que las mascotas de Daenerys estuvieran representadas correctamente. Sin embargo, cometieron un error grave: cuando la flota de la Madre de Dragones sale a la mar y despliega sus velas, en ella se ven dragones con cuatro patas. Oh, no.
En La casa del dragón, no le quedó otra que desesperarse al ver exactamente el mismo fallo, puesto que decidieron que la heráldica sería consistente con Juego de Tronos. ¿Y eso qué significa? Pues dragones de cuatro patas. Es más: la desesperación ha sido máxima cuando ha visto las reediciones de sus libros adoptando los símbolos de la serie... y cambiando de número de patas a sus dragones, pese a sus objeciones. Eh, quién sabe. Igual cuando saque Vientos de Invierno puede hacerlo otra vez a su manera.