Uno de los errores más habituales a la hora de hablar del anime de Dragon Ball es creer que, en su emisión original japonesa, Dragon Ball Z se lo cepilló en audiencia. Nada más lejos de la realidad: mientras que el anime original llegó a tener una media del 21,2%, su continuación apenas llegó al 20,5% y, de hecho, fue renqueando durante toda la saga de Boo hasta llegar al final. Por hacernos una idea, el episodio de mayor éxito de todos los años que la serie duró fue el 47, con un 29,5%. Y no, ni siquiera entra en la lista de los diez episodios más vistos de la historia en Japón, al contrario que series como Lupin III, Doraemon u otra obra del propio Akira Toriyama, Dr. Slump. Cosas veredes, Sancho.
Dragon Ball: La Venganza
En todo caso, allá por 1989 la audiencia de Dragon Ball estaba comenzando a faltar a su cita semanal, y se avecinaban grandes cambios en el manga, por lo que le pidieron a Akira Toriyama que se inventara un nuevo título para la continuación, que empezaría directamente con la saga de los Saiyans. El mangaka no tuvo dudas: debía llamarse Dragon Ball Z, porque la Z indica el final de una aventura, y notaba que a esta no le podía quedar mucho más. Duró casi siete años emitiendo sin parar.
Sin embargo, la serie estuvo a punto de llamarse de otras maneras, porque los trabajadores de Toei dieron su opinión al respecto, saliendo con nombres como Dragon Ball 90, Dragon Ball 2, New Dragon Ball, Dragon Ball: Wonder Boy o Dragon Ball: Gohan's Big Adventure, creyendo (erróneamente) que la serie a partir de ese momento se centraría en el hijo de Son Goku. ¿Os imagináis conocerla como Dragon Ball 2?
Bueno, pues lo cierto es que lo que sí hubo, para liar más al espectador poco avispado, hasta ¡tres! Dragon Ball Z 2 en formato videojuego, Frente a él, solo hubo un Dragon Ball 3, sin otra secuela anterior. Cosas de Japón, supongo.