Antes de que Robin Hood se convirtiera en un inmortal zorro a las manos de Walt Disney, el héroe de los bosques de Sherwood ya era un mito por sí mismo. De hecho, la primera aparición de la historia del cine tuvo lugar en 1912, cuando Percy Stow protagonizó Robin Hood and His Merry Men, un cortometraje que no ha pasado a la historia. Por el traje de Robin han pasado, entre otros, Douglas Fairbanks, Errol Flynn, Don Taylor, Sean Connery, Kevin Costner, Cary Elwes o Russell Crowe, entre otros. Para que luego digan que llevar esas mallas es sencillo, con todo el peso que llevan encima.
Sonría, sheriff de Nottingham, es para una foto
Robin Hood también dio el paso por televisión, claro: de 1953 a 1998 hubo hasta siete series distintas, con mayor o menor éxito, pero puede que ninguna sea tan recordada como la versión que en 2006 vino a sustituir al revival de Doctor Who y que llegó a durar tres temporadas, con un total de 39 episodios. De hecho, si se terminó no fue por baja audiencia, sino porque los actores empezaron a fallar y al final el proyecto no se sostenía por ningún sitio.
Aunque viendo la imagen que tienes justo después de este párrafo... Lo raro es que sostuviera durante un tiempo. ¿Se puede saber qué hacía un cámara entrando en plano sin ningún tipo de problema? ¿Cómo es que nadie le paró a tiempo? ¿Por qué se llegó a emitir algo así? La respuesta es mucho más coherente de lo que parece: esta fue una de las primeras series británicas rodadas en alta definición, pero eran conscientes de que la gran mayoría del público iba a verlo en sus pantallas de 4:3, y por tanto podían salirse de la norma en los márgenes.
BBC
Ten en cuenta que en su emisión original, la parte izquierda y derecha de la imagen estaba completamente eliminada, pero es ahora, cuando tenemos televisiones panorámicas, cuando se ha recuperado. En su día fue todo un problema durante los tres o cuatro años de adaptación, que han dado resultados tan extraños como los que podemos ver en Malcolm in the middle o Friends, por ejemplo... pero que otros aprovecharon para bromear, quizá siendo conscientes de la revolución que se les venía encima, como le pasó a Me Llamo Earl. ¡Al menos no entró ningún cámara por el medio a saludar!