Tras la muerte de su madre, Blanca se va a busca consuelo en la casa familiar de Cadaqués, rodeada de amigos, su exmarido y antiguos amantes de juventud. Entre risas, copas de vino y paseos en barco, se enfrenta al duelo por la pérdida con una mezcla de nostalgia y necesidad de seguir adelante.
A medida que el verano avanza, Blanca descubre que el verdadero refugio está en los recuerdos, en las personas que la rodean y en la capacidad de aceptar la vida con todas sus pérdidas y aprendizajes.