En Kivu, una de las regiones más violentas de la República Democrática del Congo, mujeres brutalmente violadas por guerrillas que controlan los recursos minerales son acogidas en el Hospital de Panzi. Allí inician un complejo proceso de sanación física y psicológica.
Muchas de ellas han quedado embarazadas a raíz de las agresiones, y antes de reintegrarse a sus comunidades deben enfrentarse a un profundo dilema: aceptar o no a los hijos nacidos tras el horror. En medio del dolor, la maternidad se revela como un acto de resistencia.