En un remoto pueblo de Serbia, Mirko cuida con devoción la pequeña iglesia serbo-ortodoxa. Cada día la abre, limpia y prepara con esmero para la misa, tocando las campanas cuando todo está listo. Sin embargo, solo una anciana devota responde al llamado.
Día tras día, la rutina se mantiene, hasta que, finalmente, ni ella aparece. En este retrato de fe, soledad y perseverancia, la historia de Mirko refleja la resistencia silenciosa de una tradición que se desvanece en el tiempo, envuelta en un profundo sentido de entrega y esperanza.