Últimas opiniones sobre Número desconocido: Falsa identidad en el instituto

lo miserablemente asquerosa como persona que alguien puede llegar a ser.

la perturbadora historia que se despliega en 'unknown number: the high school catfish' es, ante todo, un ejercicio narrativo inquietante que obliga al espectador a mirar de frente lo más desagradable del ser humano. más que dejar los pelos de punta, provoca una mueca de repulsión, una reflexión amarga sobre la capacidad de alguien para hundirse en su propia miseria moral sin siquiera sentir rechazo hacia sí mismo. escuchar hablar tanto a las víctimas como a la persona responsable intensifica esa sensación: una y otra vez surge la misma pregunta, cómo alguien puede ser tan asqueroso y miserable.

netflix, con una trayectoria irregular en el terreno documental, logra aquí un producto sólido dentro de sus limitaciones. el montaje, de gran precisión, estructura la narración con inteligencia: mantiene la incertidumbre sobre la identidad del responsable mientras deja un rastro de pistas para que el espectador se adentre en sus propias conjeturas. la dirección, sobria y funcional, evita adornos innecesarios y mantiene el pulso narrativo hasta el desenlace clave.

la propuesta se sitúa en esa zona intermedia entre el documental televisivo y la obra cinematográfica, más próxima al primero en su enfoque expositivo y en la forma de construir su relato. recuerda, en cierta medida, al esfuerzo reciente de 'oppenheimer' por combinar rigurosidad narrativa con un despliegue audiovisual de carácter casi periodístico, aunque aquí con un alcance más modesto.

a pesar del tipo de caso que aborda, no resulta especialmente emotivo ni tan intenso desde el punto de vista psicológico, lo que lo aleja de convertirse en una experiencia más devastadora. sin embargo, consigue dejar un poso de reflexión útil: te ayuda a concienciarte sobre el enorme impacto que puede tener un simple dispositivo móvil en la vida de alguien, más allá de cómo cada cual gestione su propia situación.

no es una obra maestra ni aspira a serlo, y quizá tampoco aborda el caso más fascinante del género. sin embargo, dentro de lo que propone, consigue ser efectiva: una pieza incómoda, de digestión áspera, que revela tanto lo despreciable del sujeto central como lo delicado de la maquinaria narrativa que lo expone. una docupeli que, sin brillar entre lo mejor de la plataforma, al menos demuestra oficio y cierta dignidad en su ejecución.

Unknown Number: The High School Catfish arranca como un caso más de ciberacoso adolescente, pero pronto deja claro que la historia va mucho más allá de los mensajes anónimos que llenan un teléfono móvil. La directora Skye Borgman, que ya había demostrado su pulso en el género con otros documentales para Netflix, consigue aquí mantenernos pegados a la pantalla a base de tensión y desconcierto.

La narración avanza con ritmo, alternando testimonios con recreaciones puntuales, y logra transmitir la sensación de agobio que vivieron las víctimas. La lluvia constante de mensajes, cada vez más agresivos, convierte lo cotidiano en una pesadilla y hace que el espectador se coloque de su lado sin reservas. El documental, además, sabe dosificar bien la información para que el impacto del giro llegue con toda su fuerza.

El mayor mérito quizá no esté solo en la sorpresa final, sino en la manera de retratar cómo un entorno supuestamente seguro —una comunidad pequeña, una escuela, un grupo de amigos— puede convertirse en el escenario de un acoso devastador. Esa idea resuena mucho después de terminar el visionado.

No todo es perfecto: a ratos se echa de menos un análisis más profundo de las consecuencias psicológicas, y en algunos pasajes parece darle demasiado espacio a la versión del agresor. Sin embargo, como experiencia de true crime, funciona porque golpea donde más duele: la confianza y la intimidad.

En definitiva, Número desconocido es un documental que inquieta tanto por lo que cuenta como por lo que implica. Te atrapa con su misterio y te deja pensando en lo fácil que es que lo virtual invada y destruya lo real.