Un pecho vacío y una mente inquieta se enfrentan a dos fragmentos de tierra que parecen separarlos y unirlos al mismo tiempo. En ese espacio intermedio, aparece una reflexión íntima sobre el control y todo aquello que se escapa a la voluntad humana.
La naturaleza se manifiesta como una fuerza viva impredecible y contradictoria, dialogando con el cuerpo y el pensamiento. A través de imágenes y sensaciones, propone un ensayo poético que cuestiona lo no deseado, el crecimiento espontáneo y la tensión constante entre orden y caos.