La historia se mete de lleno en una cotidianidad en la que la muerte deja de ser un final y se convierte en parte de la vida misma, cambiando rutinas y relaciones. Con humor e ingenio, los personajes se enfrentan a la espera de la muerte como un hecho inevitable, pudiendo explorar situaciones absurdas y momentos cómicos que reflejan la fragilidad y lo inesperado de la existencia. Con reflexiones profundas, la narrativa convierte la tragedia en comedia, mostrando cómo la vida puede sorprender y provocar risas.