Crítica de SensaCine.com para Air force one (el avión del presidente): Miedos soterrados

Wolfgang Petersen sorprendió a comienzos de la década de 1980 con 'Das Boot. El submarino', a la cual siguieron producciones como 'La historia interminable', 'Enemigo mío' y, ya en la industria norteamericana, 'En la línea de fuego' o 'Estallido'.

El proyecto de 'Air Force One (El avión del presidente)' le llega una vez asentado en Hollywood, en donde ha ido construyendo una carrera basada en un trabajo no demasiado personal pero sí correcto. Es posible que para el tipo de producciones que dirige, sea suficiente con eso. O debería. Pero ha habido casos en que no, como en el de 'Air Force One (El avión del presidente)', un fallido intento de utilizar el famoso avión presidencial como escenario de intriga y de acción (curiosamente, si en 'Das Boot. El submarino' había destacado por su capacidad para crear un ambiente claustrofóbico y agobiante en un espacio cerrado, aquí no logra sacarle partido alguno al avión).

Estamos ante la que es posiblemente su película más descabellada y aburrida, infantil en su planteamiento así como en su tratamiento de los sucesos. Ni los actores parecen creerse demasiado el proyecto: todos están correctos pero más apáticos. En definitiva, un intento de aprovechar la fama que, por entonces, alcanzó el famoso transporte aéreo del presidente de los Estados Unidos y un cierto temor ante el terrorismo que comenzaba a planear por la mente de los norteamericanos que, curiosa y tristemente, tendría unos años después su materialización en Nueva York. Quizá, ahora, con perspectiva, películas como 'Air Force One (El avión del presidente)', pueden verse desde ese punto de vista: manifestaciones de miedos soterrados.

Lo mejor: Harrison Ford y Gary Oldman.

Lo peor: Su aspecto panfletario.