Crítica de SensaCine.com para Rocky Balboa: Alegoría

Cuando una saga extiende sus títulos y abarca muchos años, termina convirtiéndose en una alegoría de sí misma: de su propia "leyenda", de sus posibilidades en el mercado contemporáneo y del destino de sus distintos participantes. Para Sylvester Stallone, hacer otra película sobre Rocky tres décadas después de la original significa dramatizar estas preguntas: ¿Quién se preocupa hoy por este personaje? ¿Puede competir todavía contra boxeadores más jóvenes? ¿O es mejor dejar el pasado como está y vivir en el recuerdo nostálgico de este?

Stallone dirige el filme con un estilo naturalista y sobrio, maneja el día a día de su personaje –un viudo solitario que lleva un restaurante e intenta ayudar a los suyos- con una emotividad intensa pero ajustada, no comete ningún exceso y el resultado es un filme satisfactorio que sabe exactamente cómo plantear y resolver las cuestiones que pone sobre la mesa.

A favor: El combate simulado por ordenador entre Rocky y Mason.

En contra: La nueva versión del tema musical de Bill Conti.