Crítica de SensaCine.com para El gran silencio: Ascetismo en estado puro

El cineasta alemán Phillip Gröning filmó esta bellísima película en torno a la Orden de los Cartujanos, introduciéndose en sus rutinas diarias sin apenas interferir en ellas para, a través de ese registro, intentar acceder a una forma superior de comprensión del ascetismo en estado puro.

Como su nombre indica, el film está rodado en el más absoluto silencio, de forma que adentra al espectador en ese entorno monacal, marcado por la pureza de los gestos, las formas, y la esencia impoluta de la armonía espiritual.

Con una voluntad etérea, de trascendencia dentro del espacio y del tiempo, la película es un ejercicio de contemplación tan riguroso como repleto de una belleza casi sublime. Un documental profundamente sensorial que compone imágenes de una excepcional integridad formal, algo que se consigue gracias al juego de luces y sombras y a la profundidad de campo.

Toda una experiencia que nos acerca a la más incontamida forma de cine a la que podamos aspirar.

A favor: Su armonía, la quietud que desprende, su poética silenciosa.

En contra: Que si no se entra en ella, pueda resultar inevitablemente aburrida.