Que una comedia llegue a ser considerada una obra de arte parece a priori más difícil que lo llegue a ser un drama, un thriller político o incluso una de ciencia-ficción. No obstante, si bien es cierto que la exageración y la grosería se vuelve por momentos destartalada, la película pinta un tema siempre de moda (jefes, yo estoy contentísimo con vosotros, de verdad de la buena) mediante un guión que, sin llegar al notable, realiza un par de nudos y teje una docena de bromas que te hacen desternillarte, dejando como resultado una comedia por encima de la media. En definitiva, para pasar un buen rato al salir del trabajo.