Esto no es una película, es un mensaje.
'El odio' es un manifiesto articulado a través de personajes profundamente humanos, complejos y peligrosos. La fuerza emocional recae sobre todo en las interpretaciones de Vincent Cassel, Hubert Koundé y Saïd Taghmaoui. Una química construida entre ellos electrizante. La intensidad de sus interpretaciones es tan fuerte que transmiten una presencia intimidante incluso al imaginarlos fuera de la película. Cada uno encarna una moral distinta, diferentes puntos de vista sobre un conflicto. Convirtiéndose así en los vértices del mensaje social.
La trama resulta en un relato simbólico y político-social, pocas veces visto tan bien escrito en mucho tiempo. La película aborda con habilidad abusos policiales, rebeliones sociales, violencia, venganza y odio. Dicho así, me acuerdo de 'Irreversible'. El guion, ingenioso y firme en sus intenciones, sabe qué quiere expresar y cómo, sin caer en pretensiones fallidas. Mathieu Kassovitz demuestra una maestría en la puesta en escena, diseñando escenas que sorprenden por su precisión visual y la inteligencia de la narrativa. Algunos planos están tan elaborados que en más de una ocasión, me encuentro arqueando las cejas ante la audacia técnica y expresiva.
La elección del blanco y negro resulta acertada. No solo da personalidad e identidad a la obra, sino que focaliza la atención completa del espectador en lo que importa: las actuaciones, las expresiones, los diálogos. Lo que verdaderamente sostiene el peso emocional y político. Kassovitz obliga a mirar la crudeza de la realidad expuesta y la humanidad de sus protagonistas.
Todo parece conducido a un destino inevitable. Un punto que la película alcanza con coherencia y firmeza. Claro que podría haberse tomado otra ruta, pero no habrían sido las correctas. En lo personal, no es una obra que me encante y con la que me sienta profundamente satisfecho al terminar de verla, pero considero que es una obra de las más valientes jamás producidas: incisiva, crítica y poderosa. Una contribución de enorme impacto al cine político e inolvidable por su honestidad, fuerza e intensidad con la que se narra.