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    Warcraft: El origen
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Warcraft: El origen

    Cuando los orcos dominaban la tierra

    por Marcos Gandía

    Vaya por delante que jamás he jugado a cualquiera de las versiones, ampliaciones o formatos de Warcraft. Desconozco pues si el divertimento absolutamente desprejuiciado que ha hecho Duncan Jones (quien sí que se declara jugador, experto y freak en la materia) es fiel o no a este universo pixelado de espada y fantasía con millones de seguidores desde hace años desperdigados por esos reinos del mundo, virtual o no.Tal vez mi virginidad con respecto a los personajes, su futuro en los juegos (el film es una especie de año cero, de ahí lo de el origen en el título, por supuesto) y su presente en éstos me priva de algunos detalles, guiños para conocedores y un background que sumaría más que restaría.

    De hecho, las críticas más negativas que había leído previamente eran de no jugadores de Warcraft lo que me puso no en modo preventivo, sino en modo liberado para poder juzgar la labor de Duncan Jones sin ningún tipo de prejuicio, a favor o en contra. ¿Qué me he encontrado en la gran pantalla y en sus tres dimensiones pantagruélicas? Pues una película que no pretende cambiar el mundo, ni el del cine de aventuras fantásticas (compararle con las trilogías tolkienianas de Peter Jackson es tan fácil como tremendamente injusto) ni el del espectáculo digital (aunque lo prefiera a la soberbia de James Cameron en la todavía más fea visualmente Avatar). En ambos sentidos, Warcraft: el origen  es muchísimo más honesta que los dos ejemplos expuestos. Honesta y liberada de la atadura del peso cultural serio y de la egomanía de quien está tras las cámaras.

    Acaso mucho más cerca en estilo y en espíritu de aquellas dos En el nombre del rey de Uwe Böll, la película de Duncan Jones es puro neopéplum como el de los italianos chupando de la teta sword & sorcery de los Conan de turno (producidos por Dino De Laurentiis, también italiano eso es verdad). Maneja el tempo y el tablero de su juego de poderes, alianzas, puertas dimensionales no como un jugador on line, sino como alguien que ha visto decenas de superproducciones (o infraproducciones) épicas. Sabe filmar las batallas, situarnos en cada escenario y conocer a cada personaje por grotesco o criatura que sea. No sé si en el juego es así, pero que hayan conseguido que, secuencias de acción al margen, los protagonistas de estas heroicidades, conspiraciones e incluso romances tengan una entidad como personas, pues ya dice bastante en su favor.

    A favor: No defrauda como cine de aventuras heroicas.

    En contra: ¿Qué la hemos visto mil veces? Verdad.

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