El director conoció a Jason Segel hace unos años en la serie de televisión de Judd Apatow ('Lío embarazoso', 'Virgen a los 40') "Undeclared", en la que el realizador de 'Te quiero, tío' dirigió tres episodios. John Hamburg estaba seguro de que Paul Rudd y Jason Segel eran la pareja perfecta para protagonizar el film. Además, a Segel la oportunidad de repetir con Rudd le convenció: "Me encanta actuar dándole la réplica a Paul. Para la comedia, no hay nada mejor que contar con alguien con quien poder jugar un ping pong verbal, y él es el más rápido de todos.
Dos semanas después del estreno de Jon Favreau como director y productor ejecutivo con 'Iron Man', Hamburg lo llamó para que participara en la película y decidió posponer las vacaciones que tenía planeadas. Favreau está encantado con su personaje, al que describe simplemente como "un gilipollas"; "Interpreto a Barry como un pene insensible, sin ninguna empatía con él, siempre es divertido interpretar a personas que no se disculpan por ser como son".
Bajo la estructura clásica de comedia romántica, la película habla acerca de la amistad masculina, explora los problemas de los hombres con la intimidad. Esta era la idea principal de un esbozo de guión de Larry Levin ('Dr. Dolittle') titulado "Let's Make Friends", que hace más de cinco años llamó la atención del productor Donald De Line. Cuando John Hamburg pasó a estar al mando del proyecto, dirección, guión y producción, decidió que en Te quiero, tío el hombre sin amigos buscaría un padrino para el día de su boda.
Uno de los hobbies de Sydney es pasear a su Beaniche cada día por las aceras de Venice, junto a otros dueños y perros. Los "bowser", palabra inventada por el personaje, debían ser casi idénticos a sus perros, y la búsqueda de las combinaciones perro/propietario fue bastante laboriosa: "Nuestro grupo de contratación de extras imprimió unos folletos anunciándolo, y se presentaron unas 250 personas con sus perros. Tuvimos gente que vino vestida como sus perros o con el mismo corte de pelo", explica el coproductor Anders Bard. "Los extras que utilizamos eran los más frikis entre los frikis", cuenta Segel, "pero se comportaban de forma natural, como si todo fuera normal y estuvieran paseando por una acera de Venice un martes cualquiera por la tarde".
Para rodar la escena del partido del Galaxy, reservaron una pequeña zona del estadio durante un partido auténtico, y rodaron toda la escena en el transcurso del partido. Según cuenta el director, fue complicado rodar en un tiempo tan limitado y rodeados por 30.000 espectadores que no eran conscientes de lo que estaba pasando: "Paul intentaba estar tranquilo mientras Joe gritaba y sudaba y estallaban peleas de hinchas a su alrededor. Fue bastante hilarante rodar en medio de todo aquel caos, había tensión y además muy divertido".
Seguramente por su enorme tamaño y descontrolada extensión, en Los Ángeles a veces es difícil crearse un círculo íntimo, esto convirtió la ciudad en la localización perfecta para esta película. "Los Ángeles tiene todos esas bolsas urbanas pero no tiene centro, y puede ser bastante solitaria", explica Hamburg.