Crítica de SensaCine.com para Mr. Nice: Pasando porros durante décadas

La autobiografía que Howard Marks escribió contando cómo se convirtió en uno de los mayores narcotraficantes de cannabis del mundo desde que se inició en su consumo mientras era un estudiante en Oxford durante los años 60 llamó la atención del mundo del cine para elaborar una adaptación, pero tardó más de un decenio en encontrar el enfoque adecuado. Fue el británico Bernard Rose quien se hizo cargo del guión y la dirección, contando con Rhys Ifans como protagonista en 'Mr. Nice', una producción esforzada y entretenida pero que no llega a resultar tan divertida o lúcida como el libro del propio Marks.

A lo largo de su carrera como narcotraficante, Marks desempeñó una asombrosa variedad de papeles, desde servicios de espionaje para el MI6 como de suministro de estupefacientes para el IRA. La película aborda la caótica y desenfrenada vida de tan autoconsciente personaje de forma más o menos lineal, pero no consigue armar un relato especialmente coherente; para entendernos, Rose como guionista no es igual que el Charlie Kaufman de 'Confesiones de una mente peligrosa' (George Clooney, 2002), y eso se nota en el desorden expositivo. No obstante, dado que la apología del consumo de cannabis es uno de los motores de 'Mr. Nice', no vamos a echarle demasiado en contra un poco de vacilación al contarnos la historia de una figura tan fascinante como la de este camello pop que al final terminó haciéndose adicto a la adrenalina del tráfico ilegal.

A favor: Rhys Ifans hace un buen trabajo.

En contra: No se libra de caer en los tópicos del cine biopic de ascenso y caída, incluidas las visitas turísticas por la estética de varias décadas.