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4,0
Publicada el 7 de diciembre de 2019
“Los gritos del silencio” nominada a los Óscar como Mejor Película, ganadora de otros tres. Esta cinta recogió pocos premios para la maravilla que nos dejó. Para los que no hayáis tenido el placer de ver este film. El 20 de enero de 1980 donde el trabajo periodístico realizado por tres corresponsales de guerra enviados a ese país, nos muestra la visión más dura, dramática y aterradora de cualquier guerra. No sólo en imágenes cruentas, sino en las experiencias de los supervivientes que tienen que reinventarse después de sucesos como el llevado en la cinta. En esto para mí merece una distinción aparte y sirve de inflexión para conocer el lado más humano de lo inhumano que podemos llegar a ser como especie.
En el éxito de esta cinta no sólo la historia en sí misma contribuyó a ello. Cuenta con una banda sonora envolvente, triste, aguerrida, de la mano de un conocido por todos los amantes del cine como lo es Mike Oldfield, quién ha creado algunas de las bandas sonoras más importantes de algunas de las películas más importantes del panorama cinematográfico, logrando en momentos meterte y llevarte a ese punto del mundo. Te hace en ocasiones vivir lo mismo que sus personajes y eso es un logro en cualquier film que quiera traspasar fronteras de tiempo. Música unida a puesta en escena siempre es igual a éxito asegurado.
Las actuaciones son magníficas, aquí sin duda el elenco actoral cobra especial importancia al momento de meterte en la trama. Todos van de la mano y se nota una química latente en cada secuencia haciendo empatizar con cada uno de ellos. En este apartado señalo especialmente a Haing S. Ngor cuyo personaje me pareció brillante desde el punto de vista dramático de la historia. Da vida a su rol de manera brillante y en más de una ocasión es imposible no sentir pesar por cómo se va desarrollando esta historia girada quizá entorno a él.
En definitiva, una denuncia elocuente, cruda, veraz que en algunos momentos roza la frialdad y la indiferencia más allá de lo que nos muestra, pero que a través de los ojos de Schanberg y sobre todo de Pran, es nuestra mejor ventana para comprender un poco mas cuan fuerte es el monstruo de la guerra y cuan inhumanos son aquellos que lo manejan. No es una cinta más al menos para mí. Es brillante no sólo mostrando la crueldad de una guerra, sino mostrando el lado humano de quiénes las sufren.