"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios". Esta frase,con la que da inicio el Evangelio de Juan, no aparece en la ópera prima de EduardoChapero-Jackson, pero podría haber encabezado perfectamente sus imágenes. Unasimágenes cargadas de ínfulas trascendentales y absolutas y de un mensaje metafóricotan pretencioso como irrisorio. A veces uno tiene la desagradable sensación de quealgunos cineastas juegan a ser dioses, y se creen de verdad que son capaces de crearmundos y universos personales que pretenden cambiar las cosas, dar lecciones y mandarmensajes metafísicos. Por poder, se puede, pero hay que ser Terrence Malick para eso, esdecir, tener un talento portentoso y una capacidad visual desbordante.Chapero Jackson es un director debutante, y se ha arriesgado a tirar la casa por laventana en su primera película. Ya se percibía cierta arrogancia en sus mult
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