Crítica de SensaCine.com para Camino al cielo: Loco por dios

La carrera como director de Robert Duvall se podría calificar, sin miedo a equivocarse, como excéntrica. El laureado actor se ha movido tras las cámaras a mitad de camino entre la realidad y la ficción. De las cuatro películas que ha dirigido, dos son documentales, uno sobre el mundo del rodeo y otro, ficcionado, sobre los gitanos que vivían en el Nueva York de los ochenta; y las otras dos, historias de ficción muy personales, sobre un asesino a sueldo que acaba loco por el tango, y otra, Camino al cielo que tiene en el centro a un predicador abnegado que deberá empezar una nueva vida tras ser abandonado por su familia e involucrarse en un acto violento.

Película río escrita, producida, dirigida y protagonizada por Duvall, Camino al cielo viene a ser un fresco alucinado de las comunidades religiosas de la América profunda, que, a pesar de su atrevimiento, acaba por resultar fallida a causa de su indefinición moral. ¿Se trata de una apología del fanatismo religioso, o de una crítica velada a la religión? Esa pregunta solo la puede responder el propio actor.

A favor: el tour de force actoral de Robert Duvall

En contra: su ambigüedad moral