Crítica de SensaCine.com para Peso pesado: Un Rocky muy altruista

En 1976, con una Norteamérica agarrotada por el recuerdo de la era del Vietnam y a punto de ser golpeada por la era Reagan, la película Rocky supo ensalzar el orgullo yanqui a golpe de heroísmo de clase obrera. Eso sí, aquel heroísmo se hallaba revestido de un genuino individualismo. En 2012, bajo el amparo de Obama y con un cine más adocenado por la corrección política, Peso pesado nos presenta a un campeón que no sólo rebosa valentía y temeridad, sino que además va sobrado de una altruista consciencia social. Scott Voss (Kevin James), el nuevo héroe, se nos presenta como uno de esos malos profesores a los que dieran vida Jack Black (Escuela de rock (School of Rock)) o Cameron Diaz (Bad Teacher (Bad Teacher)). Sin embargo, el protagonista no tarda ni un cuarto de hora de metraje en revelarse como un defensor de la enseñanza artística en la educación pública; una lucha que le llevará a enfrentarse a los tejemanejes de una administración obsesionada con cuadrar las cuentas. Es entonces cuando, para salvar el puesto de un entrañable y lunático profesor de música (el siempre bienvenido Henry Winkler), Voss decide recaudar dinero dejándose zurrar entre las cuerdas de los rings de lucha libre.

Kevin James no es el primer humorista que utiliza la brutalidad del mandoble seco para avivar su universo cómico. Antes de él, estuvieron Buster Keaton en El boxeador o Charles Chaplin en Luces de la ciudad. De hecho, hay que admitir que las secuencias de lucha de Peso pesado son de lo mejorcito que ha protagonizado James. Sin embargo, ni siquiera estos arrebatos de humor físico pueden alejar al protagonista de Zooloco de su aura de comediante inofensivo, protagonista habitual de azucaradas comedias familiares. De hecho, aunque le hemos podido ver en alguna película notable en compañía de Adam Sandler, como Os declaro marido y marido, el espíritu de James dista bastante de alinearse con los verdaderos talentos de la Nueva Comedia Americana. Surgido de las sitcoms Todo el mundo quiere a Raymond y El rey de Queens, James es un humorista anacrónico, atascado en el universo moralista y domesticado de las series cómicas de los años 80, del estilo de La hora de Bill Cosby o Los problemas crecen.

Con estos ingredientes, el director Frank Coraci (El chico ideal), un empleado de la factoría Sandler, elabora, a partir de un guión del propio James, un entretenimiento cargado de buenas intenciones y poco brillo. Con un protagonista sin fisuras ni contradicciones, un panorama idílicamente multicultural y una fe naïf en la fuerza de la comunidad, Peso pesado (Here Comes the Boom) reluce como una versión higienizada del cine de Frank Capra, el director de clásicos como Caballero sin espada o Qué bello es vivir. Un discreto ejemplo de comedia travestida de propaganda del american way of life.

A favor: La excéntrica presencia de Henry Winkler, el Fonzie de Happy Days.

En contra: La insustancial tensión romántica entre los personajes de Kevin James y Salma Hayek.