Crítica de SensaCine.com para El pozo: De la soledad a la dependencia

Cuatro años después de debutar en la dirección con God's Bones, la realizadora londinense afincada en Australia Samantha Lang obtuvo cierta repercusión en el circuito de festivales con El pozo, cinta que concursó en Cannes por la Palma de Oro y que sí obtuvo cierto respaldarazo en círculos especializados y críticos australianos. Lang, que volvía sobre una trama donde cruza suspense con una relación lésbica, adaptaba para su segunda película la novela de Elizabeth Jolley. Se encargó del guión Laura Jones, que había adaptado para Jane Campion las obras literarias Un ángel en mi mesa y Retrato de una dama. En su momento, algunos hablaron de Lang como la nueva Campion...

El pozo narra el proceso de acercamiento entre dos mujeres de edades, caracteres y procedencias muy distintas: Herper, una mujer entrada en años que vive junto a su anciano padre en una granja australiana, y Katherine, una joven a quien aquella contrata para hacerse cargo, en un primer momento, de la limpieza del lugar. Tras la muerte del padre, la relación entre ambas mujeres se irá haciendo más íntima, pero de pronto un accidente deparará consecuencias que ninguna esperaba. El filme sitúa sus puntos fuertes en una buena presentación de ambas protagonistas femeninas y de la construcción de la relación que va entablándose entre ambas. Bien es cierto que no funciona tan bien la introducción de un repentino elemento siniestro a partir del que todo empieza a enrarecerse, aunque cuando la pesadilla da comienzo es difícil no sentirse inquieto en tal atmósfera.

A favor: La construcción de personajes y las interpretaciones.

En contra: Alguna que otra caída de ritmo.