Crítica de SensaCine.com para Evelyn: Puta de carretera

A Isabel de Ocampo le encanta David Lynch. No es algo que haya pronunciado públicamente, pero sus trabajos lo admiten de manera abierta, casi feliz. Su cortometraje de 2008, ‘Miente,' por el que se hizo con el Goya en esa categoría, se abre con un prólogo donde superpone el rostro yacente de una chica medio dormida con escenas nocturnas de una ciudad en movimiento, en neblina y volátil color neón. Ese filme ya hablaba de la prostitución y el drama de la trata de blancas, tema que recupera para su debut en largo, ‘Evelyn', de manera más directa, si cabe, con las mismas pocas concesiones y no pocos ecos del director de ‘Inland Empire'.

La película sigue a la Evelyn del título en su descenso a los infiernos de la trata de blancas, desde su pueblo natal en Perú hasta el prostíbulo de carretera en la frontera entre España y Portugal, burdel que acabará siendo su cárcel física y mental. El arranque se prolonga en el escenario de Perú y no es casual: ambos lugares indican los dos tonos en los que se mueve el largometraje, primero ahondando en el drama de tintes sociales, segundo, dejándose llevar por el horror de cariz psicológico. Es en este segundo tramo cuando la película coge más fuerza y se vuelve más interesante. Ocampo opta por estrategias plásticas eficaces y muy sugerentes y no duda en llevarlas hasta el límite. Me refiero a la atmósfera asfixiante del prostíbulo, cada vez más terrorífica y severa, especialmente durante el encierro sin agua y comida que le inflinge el proxeneta y dueño del local. Ahí es donde se encuentran los ecos del Lynch pesadillesco, aunque más que ecos, podríamos afirmar que De Ocampo usa las mismas soluciones formales: imágenes en escorzo, mucho negro y delirios alucinantes. Recursos que, pese a mirarse en otro, un clásico, por otra parte, le dan al largometraje el suficiente empaque como para que el filme se aleje del manido "sórdido drama social".

A favor: El segundo tramo de la película. El reparto y sus interpretaciones.

En contra: algunos subrayados que inciden en la sordidez de la historia.