Opiniones sobre Enemy

Denis Villeneuve nos vuelve a regalar una joya, sus dos anteriores trabajos, Prisioneros e Incendies dejaban al director en un nivel bastante alto, pues ese nivel no pierde altura en esta gran cinta, compleja como ninguna y abierta a múltiples interpretaciones. Si soy sincero, he tenido que visualizarla un par de veces, la segunda vez sólo he dado un paseo en algunas escenas que quería volver a ver para corroborar que no había ningún hilo mal enhebrado en la impresión que me había llevado. Un film que pese a su escasa hora y media no es fácil de digerir pero es altamente adictivo, por muchas razones, entre ellas su atmósfera de oscura decadencia que te atrapa y consigue otorgarle cierto clima de inquietante angustia, su enrevesada historia, la magnífica “doble” interpretación del señor Gyllenhaal, porque Saramago es siempre un atractivo aliciente y porque lo que ves no siempre es lo que crees ver. Voy a permitirme el lujo de dar un consejo como “gran” aficionado a este mundo del cine, debéis poner los cinco sentidos en el film y tener la mente despejada de cualquier cosa que os pueda interrumpir su visionado.
La pareja de actrices están correctas, Mélanie Laurent no tiene demasiado protagonismo pero cumple correctamente en el tiempo que está en escena, especial atención a Sarah Gadon, me ha parecido una interpretación destacable, con elocuencia, me ha trasmitido las sensaciones que ella expresaba en pantalla.
Como he mencionado anteriormente, Jake Gyllenhaal vuelve a estar sublime, un actor interesante que cuando escoge este tipo de cine tan poco palomitero nos suele regalar actuaciones de altura.
spoiler: Para el que no haya entendido la película, no hay un doble, él es la misma persona, su única profesión es la de profesor de filosofía, el accidente de circulación lo tiene él, la doble personalidad viene a raíz del accidente, la chica del accidente es su amante, por eso se enfada tanto cuando ve que tiene el anillo de compromiso estando en la cama con ella, no es actor, aunque es su pasión y ha realizado algunos cameos en el cine, lo de la tarántula no es más que una especie de perversión sexual que tiene el protagonista con los arácnidos y el director nos la muestra en la escena final para abrirnos los ojos y volver a decirnos que la persona que aparece en la primera escena con las mujeres desnudas y una tarántula es la misma persona que vemos al final, cuando despierta su deseo sexual vuelve a ver una tarántula en lugar de a una mujer, en este caso, su mujer, pero hay muchos más mensajes entre medias, la cicatriz es producida por el accidente, la madre en una escena le aconseja que deje ese estúpido sueño de ser actor ya que tiene un buen trabajo y la mujer cuando acude a verlo a la facultad se desmorona porque corrobora la doble personalidad de su marido ya que éste no la reconoce

Un sin sentido de película no tiene ni pies ni cabeza, sales de la sala diciendo, pero que es lo que he visto?

No pude mas y deje de verla a los 30 minutos, cuando vi que el hombre duplicado (el actor) tenia la misma barba que el profesor. Por error adelante en ver el final y vi la araña, peor para mi, no entendi nada. Pelicula lenta, sin emoción, en fin para mi desagradable ...

Basura aburrida y sin sentido. No la veas sin saber a qué te enfrentas.
Mala y remala. Para dormirse.

Mi primera reacción después de ver "Enemy" fue un gran “¿Qué?”, WTF que diría un moderno, no entendí nada, ¿qué diablos acabo de ver?, el final es tan desconcertante como raro. Definitivamente necesito un segundo visionado, aun así me atreveré a analizarla, a ver si eso me sirve para entenderla mejor. Esta es una película de ritmo pausado, con un universo evocador de sueños y/o paradojas que no ofrece ninguna explicación lógica, sino que deja que cada uno pueda hacer su propia interpretación de lo que ha visto, ya que cada línea de diálogo y cada imagen puede ser una pista de lo que está pasando realmente.
La trama se desarrolla en Toronto, convertida en una ciudad de atmósfera inquietante, brumosa y gris, una ciudad poco poblada por la que se mueve un confuso Adam. Por sus clases en la universidad, la relación con su novia y las imágenes surrealistas que le acompañan podemos entender que, de alguna manera, su percepción de la realidad está alterada. Varias imágenes recurrentes, sobre todo la araña, la música siniestra y lo impredecible de la trama hacen que la experiencia sea incomoda… o tal vez brillante.

"Enemy" es un interesante y disfrutable thriller psicológico, dirigido por Dennis Villeneuve. Adam es un amable profesor de historia que vive una existencia sin mayores sobresaltos. Un día se percatará, viendo una película en su casa, que hay un actor idéntico a él. Creyendo que tiene un doble, no descansará hasta encontrarlo y resolver el enigma. De esta intención, envolvente para algunos y destornillante para otros, el film hace alarde todo el tiempo. La frase del prólogo “El caos es un orden por descifrar”, de hecho, es toda una declaración de principios de la cinta y una carta de presentación sobre lo que vendrá. Villenueve se esmera, y vaya que lo logra, en demostrarle desde un principio al espectador que la aparente normalidad de los primeros minutos no es más una ilusión, incluso cuando Adam concurre a la universidad a impartir sus clases de historia, sin siquiera esbozarse la idea de encontrarse con un supuesto doppelgänger, la sensación que el espectador tiene es que se encuentra ante una situación tan surrealista como escalofriante, siempre al límite.

Una de las cuestiones narrativas que fundamentan este juego, evidentemente, es la construcción de los personajes protagónicos, Adam y Anthony, interpretados eficazmente por un sólido Jake Gyllenhaal. Nos presenta inicialmente dos hombres físicamente idénticos pero psicológica y emocionalmente diferentes, sólo que la perspectiva de Villenueve aparenta ser superficial y adherirse a la teoría del doppelgänger, para en realidad sumergirse en un denso universo sobre la identidad y sus conflictos más enrevesados. Es un film que requiere ser visto más de una vez para comprender completamente su trasfondo y su forma de narración. En ese sentido jugará con la atención y paciencia, a partes iguales, del espectador, quien deberá estar abierto a tener su propia interpretación. Lo que sí es un hecho es que cuando el espectador advierte con claridad el juego mental al cual Villenueve le somete, en mi opinión, no podría por lo menos sentir cierta admiración respecto a su forma de presentar el rompecabezas, aunque no faltará aquel que se sienta frustrado e incluso timado. Como sea, una vez que el espectador lograr armar el rompecabezas con cierta lógica, se traducirá en un ejercicio mental que tiene que ver con un análisis puro y sin tapujos de lo que es la compleja mente humana y sus caminos más increíbles y retorcidos.

Este último elemento hará que esté constantemente coqueteando con el terror psicológico que supone la dicotomía narrativa del doppelgänger o el doble maligno y la demarcación propia que la psique pretende establecer en el momento en que Adam da con Anthony. La obsesión que ambos personajes advertirán y desarrollarán conforme descubran su idéntica fisonomía física mas no su carácter e intereses, abrirá el abanico de las posibilidades para uno de los dos cuando decida unilateralmente involucrar a las parejas de ambas en el juego, que terminará irremediablemente en un destino que ninguno de los cuatro en realidad esperaba o imaginaba que sucediese. El director echará mano a todos los recursos narrativos y visuales que le permiten su amplia visión de lo que es retratar la mente humana y su sentido de la experimentación. Cuenta con una edición voluntariamente infernal, en el sentido de que es un verdadero rompecabezas, está llena de encuadres entre reales y oníricos, un diseño artístico que no teme recurrir a las metáforas más crudas y una fotografía, que opta por pasearse en lo fantástico como si nada mientras insiste en colores cafés y grises predominantes, propios de un estado mental depresivo y, quizás, enfermo.

Las actuaciones son inmejorables, Además de Jake Gyllenhaal, que está impecable. Cuenta con un competente reparto secundario, Sarah Gadon como Helen Claire y Mélanie Laurent que encarna a Mary, acompañan a Gyllenhaal en esta excelente y opresora pesadilla que incita a reflexionar sobre la culpa, la redención, las frustraciones, el amor, el sexo y otras pasiones típicas del ser humano en una obra que invita al debate y cuyo plano final dejará con la boca abierta a más de un espectador. Y, por último, la experimentada Isabella Rossellini como la madre. Con la pertinente cuota de densidad emocional, cada uno de sus personajes tienen una importante incidencia no sólo circunstancial sino afectiva en las personalidades de Adam y Anthony, siendo la figura de la araña una perfecta alegoría del fuerte carácter de lo que es la mujer.

En definitiva, un interesante e inquietante viaje a lo más profundo de la psique humana y la búsqueda de la identidad, así como la importancia de la libertad y el totalitarismo que puede hacer que busquemos respuestas que quizás no esperamos ni queramos obtener. Explora la figura del “doppelgänger” con premeditado simbolismo. Es una película que, con todas sus pinceladas sobre personajes, relaciones imposibles y subconscientes en un clima urbano de opresión y colores amortiguados, nos invita a la reflexión sobre nosotros mismos a través del ¿qué pasaría sí…?.

Las patas de la araña

José Saramago ideó una serie de libros imaginarios de los cuales extraer los epígrafes que acompañarían a muchas de sus novelas. Uno de ellos, “Libro de los contrarios”, daría pie a la cita con la que Saramago abre su novela “El hombre duplicado”. El escritor portugués creaba así un sosías literario que funcionaba como doble de sí mismo, como el protagonista de esa historia que descubre que tiene un doble idéntico en su misma ciudad. “El caos es un orden por descifrar”, le espetaba la amante al personaje principal durante el primer tercio del libro, para que armase un rompecabezas en forma de listado de nombres que le permita dar con su otro yo.

Una cita que Denis Villeneuve ha escogido precisamente para abrir su particular visión de la novela de Saramago, y que supone toda una declaración de intenciones. “Enemy” es un puzle inquietante, onírico, provocador y espeluznante, que recorre el thriller psicológico, el terror y la ciencia-ficción envuelto en una atmósfera enrarecida, incómoda y amenazante, compuesto de piezas aparentemente inconexas en su primer visionado, a la espera de que cada espectador arme su propio orden dentro del caos.

Villeneuve transforma la prosa de Saramago, experto en convertir en real una historia a priori imposible, en un thriller paranoico todavía más retorcido que la obra del propio autor, demostrando que ha entendido a la perfección su universo creativo traduciéndolo en imágenes perturbadoras. Una historia muy del gusto del cineasta canadiense, que ha entendido la novela como un cruce entre Cronenberg -la nueva carne del director, también canadiense, está muy presente-, Lynch -incluyendo la presencia de Isabella Rossellini-, Buñuel, Hitchcock -las mujeres rubias, la presencia de la madre-, Polanski -su juego de dobles espejos que se confunden- y “La metamorfosis” kafkiana, y que encaja como anillo al dedo en el discurso cinematográfico que emprendiera ya en sus cortometrajes, con sus miedos al afloramiento del yo personal y la irrupción de un igual en la alienante sociedad del yo.

O una genialidad o una tomadura de pelo. No hay término medio. O te fascina o la aborreces. “Enemy” es un desafío para el espectador, una película abierta a un sinfín de interpretaciones. Bien podría tratar de la crisis de identidad de un hombre en plena madurez, o del poder castrante de la madre hitchcockiana, o una lucha contra una realidad tan triste y repetitiva como la propia historia de la Humanidad. Lo importante no es entenderla, sino dejarse llevar por esa fotografía tan fría y opresiva como la Toronto cuyos altos edificios desconocen lo que ocurre bajo sus pilares, por esa hipnótica y agobiante banda sonora, por esa soberbia y repleta de matices doble interpretación de Jake Gyllenhaal, que parece haber encontrado en el director al Scorsese de DiCaprio, con ese juego de incertidumbre e imagen del que lleva haciendo gala desde los comienzos de su filmografía.

Una obra personal y libre, la primera que rueda con grandes estrellas –la excelente “Prisoners” se rodó realmente después-, que demuestra que la trayectoria fílmica de Villeneuve está en expansión como una gigantesca tela de araña, y que el director bien podría ser el hombre duplicado buscándose a sí mismo en cada nuevo trabajo. Y con un noquedor final, uno de los más escalofriantes y frustrantes que se han visto en años, que consigue traducir en imágenes la perplejidad que produce el desenlace de la novela de Saramago, y el broche de oro a una propuesta a revisionar. No le busquen las tres patas al gato. Tiene ocho.

A favor: todo, especialmente cómo Villeneuve traduce a Saramago en imágenes hipnóticas y desasosegantes, y en un final tan arriesgado y noqueante como escalofriante; Jake Gyllenhaal, soberbio
En contra: tratar de entenderla en lugar de dejarse llevar por ella

Ay, que rallada, enredo mental tengo!!! Y qué difícil saber cómo me siento!!! Y no será porque no sigo pensando en lo que he visto!!! No voy a comentar la magnífica interpretación de Jake Gyllenhaal, la impactante puesta en escena, la tétrica música ambiental, la escalofriante fotografía, el estático y apagado contexto, la frustración y nerviosismo de un proceder lánguido, pausado etc, etc...; no es lo importante pues queda claro el soberbio largometraje que resulta ser, desde la magistral dirección hasta la idea original fruto de la cual nace un penetrante guión basado en una libre y descarada interpretación de la obra de José Saramago "El hombre duplicado". La pregunta crucial es..., qué sientes después de verla?, el enigma destacable es..., sabes de qué va?, has entendido algo?, nada?, todo?, sólo una parte? Y ese es el espléndido y fastuoso arte de esta película, su gran oficio; preguntas, preguntas y más preguntas y cada uno con una respuesta diferente, opiniones propias tan diversas como colores tiene el arcoiris -incluso puedes inventarte nuevos tonos y aún te quedarás corto-. Es una película para sentirla, dejar fluir las emociones que vayan surgiendo sean las que sean, que nadie te diga nada ni antes ni después de su visionado para poder digerirla y saborearla, ser capaz de absorberla, reflexionar sobre ella y expresar lo que aparezca a continuación venga de donde venga y sea fruto de lo que sea, lo que puede ser desde la neutralidad, vacío inerte más absoluto a emociones negativas y funestas que te aplacarán a un ensimismamiento turbador que te enamore instantáneamente a ..., yo qué se? Yo voy a volver a verla para excavar más profundamente en mi nido de emociones a ver qué surge esta vez; tú te atreves?

Una inquietante obra de arte que incorpora aspectos especiales, como la locura, el caos y la obsesión. Alberga sentimientos ocultos y presenta un escenario extraño, amargo y lleno de sorpresas. Los giros argumentales y su debida conclusión, la convierten una pieza difícil de interpretar y con un toque siniestro de compresión.

Película pesada de ver y muy densa, en la que el protagonista da rienda suelta a sus neuras personales, pretenciosa donde las halla, e intentando en todo momento, parecerse a una película de Hitchcock pero mala, "no tiene mas interés que el haber como termina esto". Como fotógrafo, es lo único que me ha interesado de la misma, pero claro, el cine es mas que la fografía un conjunto de cosas, que bien engranadas consiguen lo que Enemy no.