Crítica de SensaCine.com para Zombi: Terrror en el centro comercial

Diez años después de su debut con 'La noche de los muertos vivientes', película seminal, mítica y enormemente especial, George A. Romero rodó su continuación, 'Zombi, el amanecer de los muertos vivientes', con la ayuda de Dario Argento. En ella, Romero retoma la acción in media res: no hay el flashback o prólogo explicativo, sino que estamos en un estudio de grabación en el que, entre la algarabía, nos situamos ante un país tomado por los zombis, que son mayoría, y unos humanos confusos. Poco después, una acción policial contra unas bandas de puertorriqueños nos presenta físicamente a los muertos vivientes. A partir de ahí, los cuatro protagonistas huirán para acabar encerrados en un centro comercial asediado por los zombis.

Romero desarrolla en 'Zombi, el amanecer de los muertos vivientes' un análisis social bajo el relato de terror que hereda de la primera película y que, con mayor o menor fortuna, acompañará a sus sucesivas entregas. La idea de situar casi toda la acción en el interior de un centro comercial resultaba novedosa en la época, pero lo relevante es cómo Romero va utilizando el paisaje del centro para lanzar una mirada crítica hacia la sociedad al unísono que los zombis asedian a los protagonistas o una banda de moteros (que anticipan de alguna manera a 'Los caballeros de la moto', la siguiente película de Romero, en 1981) saquean las tiendas. Romero equilibra la narración y lo más interesante de la película acaba siendo las relaciones personales entre los personajes y su situación de supervivencia y no tanto, o no solo, su enfrentamiento contra los zombis. Las secuencias seguramente serían violentas para la época, aunque ahora, quizá, resultan un tanto inocentes. En cualquier caso, una película de aliento independiente, de imágenes tan sucias como estimulantes. Un clásico que no supera a la primera la entrega, sino que la complementa y la actualiza, asumiendo que el terror siempre tiene la misma forma pero que actúa y es recibido dependiendo de su tiempo.

A favor: Casi todo.

En contra: Su duración, un poco excesiva.