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    Cut Bank
    Críticas
    3,5
    Buena
    Cut Bank

    Un plan tan sencillo como miserable

    por Israel Paredes

    Según un cartel que vemos al comienzo y al final de Cut Bank, la población de Montana que da título a la película es la más fría de Estados Unidos, aunque la acción se sitúa en pleno verano. Así, quizá, sus responsables evitan el caer en un marco paisajístico y ambiental que pueda recordar demasiado, en sus imágenes, a dos películas (entre otras) que gravitan alrededor de Cut Bank en un sentido argumental incluso discursivo, Un plan perfecto y Fargo. No es casualidad que el director de Cut Bank, Matt Shakman, haya dirigido varios capítulos de la serie basada en la película de los hermanos Coen. Procedente del medio televisivo, realizando capítulos de series como House, Mad Men o The Good Wife, Shakman parte del guión de Roberto Patino, también procedente de la televisión (su mayor contribución es la escritura de una treintena de capítulos de Hijos de la anarquía), para debutar en la gran pantalla con una película con personalidad pero carente en muchos momentos de intensidad y fuerza.

    Cut Bank es la historia de una estafa (de un plan sencillo) que acaba derivando en una carnicería. En un pueblo pequeño en el que apenas pasa nada, Dwayne (Liam Hemsworth) graba por casualidad el asesinato del cartero local, George Wits (Bruce Dern), mientras su novia, Cassandra (Teresa Palmer), y él realizan un video en medio de un campo lumínico y cromático que no tiene demasiado que ver con esa población, en teoría, extremadamente fría. Y sin embargo es el perfecto paisaje para arrancar una historia de ambición y mezquindad, de asesinatos y de violencia, y, sobre todo, del fin de la inocencia. A partir de ese asesinato, se sucederán otros uniendo en cierto modo dos narraciones que tendrán a Derby Milton (Michael Stuhlbarg) como vehículo alrededor del cual parece gravitar la acción. Una presencia extraña cuya motivación para actuar como lo hace, al final, cuando se descubre, no supone realmente suficiente como para convencernos de sus motivaciones. Pero sirve, en cualquier caso, para introducirnos en un contexto humano en el que, bajo lo apacible anida algo extraño.

    Shakman parece consciente de estar jugando con elementos demasiado reconocibles y es capaz de otorgar a las imágenes de personalidad, aunque su puesta en escena no brille demasiado más allá de su absoluta corrección. En ocasiones da la impresión de que estamos ante un planteamiento y unos personajes que habrían dado para un mayor desarrollo (¿una serie?), pues todo queda realmente reducido, algo esquematizado a unos arquetipos representacionales demasiado definidos. Pero entre las imágenes de Cut Bank se cuela de vez en cuando buenas ideas visuales, una violencia física que rara vez se muestra en su consumación más brutal pero que se expresa, en sus mejores momentos, en una atmósfera y en unos personajes asfixiados por su entorno. Algo que gravita en las imágenes de la película pero que no consigue expresarse con la suficiente crudeza. Es decir, Cut Bank habría exigido un mayor riesgo, una mayor fuerza en sus ideas, quizá menos contención a la hora de exponer a los personajes y sus acciones. Pero queda como una película bien desarrollada dramática y con unos actores que, perfectos en sus papeles, se encargan de aportar la personalidad suficiente a sus personajes como para hacerlos no sólo creíbles, sino también reconocibles y cercanos. Una película a medio camino, con muchos altibajos en cuestiones de ritmo, pero que acaba poseyendo la suficiente personalidad como para no convertirse en un título más.

    Lo mejor: Los actores, especialmente, Michael Stuhlbarg. Y la excelente fotografía.

    Lo peor: Que produce demasiadas resonancias con otros títulos con los que sale perdiendo considerablemente.

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