Unos delincuentes secuestran al hijo del director de una cárcel para chantajearlo y evitar la ejecución de un condenado. Al no lograr su objetivo, deciden deshacerse del niño. Años después, el muchacho sobrevive en la calle junto a otro joven y un grupo de vagabundos, entre pequeñas fechorías y canciones que les permiten ganar algo de dinero.
Su vida se convierte en un retrato de marginalidad y supervivencia, marcada por un destino torcido desde la infancia y la búsqueda de un lugar en el mundo que le fue arrebatado.