Crítica de SensaCine.com para Desterrado: En tiempo de brujas 2

Nicolas Cage se ha terminado convirtiendo en un género en sí mismo. O mejor aún: Nicolas Cage se ha terminado convirtiendo en el guardián y el caballero del cine de género, de cualquier género y subgénero. A sus manos (ansiosas de efectivo, no lo olvidemos) llegan todos esos guiones demenciales o rechazados por el mainstream, y en ellas toman forma desprejuiciada, rápida y desvergonzada, cómplice con todo aquel espectador que sepa disfrutar (y conformarse) con lo más pulp, lo más bolsilibro y lo más tebeo de saldo.

Desterrado es todo eso, amén de un descarte de novela romántica de quiosco de estación ferroviaria y de un batiburrillo de la vieja y la nueva fantasía heroica. A remolque de la presencia de Cage como (nuevamente) caballero andante descastado y marginal, el resto de la acción se dedica a dejar que se sucedan tópicos divertidos y escenas de acción o de efectos especiales que cualquier devoto de Harryhausen o de los VHS de la Full Moon de Charles Band aplaudiría.

No se le puede negar a Desterrado (un título que inevitablemente nos hace pensar en las carreras de Cage y Hayden Christensen, en la serie B misma) su caradura suicida al querer prorrogar e imitar a fracasos recientes del cine fantástico medieval/oriental como 47 Ronin, En tiempo de brujas y El séptimo hijo. Espadas y épica a lo Uwe Boll conviviendo con mitología china y con una love story tan bochornosamente adorable como la de Orlando Bloom y Eva Green en El reino de los Cielos. En efecto, esta obra requiere de fe, de fe en Nicolas Cage y en ese sentido del no ridículo que nos acompañaba cuando devorábamos cosas iguales en cines de reestreno y programa doble. Desterrado es un acto de fe en un tipo de cine (no le hace falta que lo valoraremos como bueno o malo) que ya ni siquiera se merece el olvido tras su disfrute simplón.

A favor: Nicolas Cage, creyendo descreídamente en la película.

En contra: Hayden Christensen creyendo que está en una serie A.