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    Lío en Broadway
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    Beatriz López Velasco
    Beatriz López Velasco

    94.103 usuarios 455 críticas Sigue sus publicaciones

    3,5
    Publicada el 31 de agosto de 2015
    Catorce años después de su última película, Peter Bogdanovich (¿Qué me pasa doctor?, Luna de papel) regresa con una comedia de enredo muy en la línea de las alocadas comedias de los años 70, del propio Bogdanovich o incluso de Woody Allen. Una historia escrita por él mismo y ex esposa Louise Stratten en 1999 e inspirada en una anécdota surgida en un rodaje años atrás. Lío en Broadway participó en algunos festivales de cine como Venecia y Toronto aunque, finalmente, en Estados Unidos se estrenó directamente en plataformas digitales, a nuestro país llega un año después con un discreto paso por la cartelera.
    [...] La película está contada en forma de flashback, Izzy está siendo entrevistada por una periodista a la cuenta la loca historia que la llevó a debutar en el teatro. Sin embargo, hay escenas del pasado en las que ella no participa, así que el recuso narrativo pierde un poco su sentido y queda reducido a una excusa para conocer los pensamientos e impresiones de la protagonista según se van desarrollando los acontecimientos. Bueno, también para para dejarnos una simpática e inesperada sorpresa final.
    El resultado es una película encantadora y divertida que recurre mucho a la nostalgia y en la que se nota el esfuerzo de Bogdanovich por revivir el éxito de otro tiempo. Como suele pasar en este tipo de comedias, todo son casualidades y coincidencias y los problemas de un personaje están ligados al resto en una ambiente hilarantemente caótico, aunque no hay ninguna escena especialmente memorable y, en general, resulta previsible. Sí destacaría los diálogos dulces e ingeniosos y el elenco de actores de primer nivel que forman el reparto.
    La protagonista es Imogen Poots (Need for speed) guapa, encantadora y muy creíble en el papel de dulce prostituta. El director de la obra es Owen Wilson (Midnight in Paris), un tipo que debía ser el villano pues ha engañado a su mujer en diversas ocasiones y, sin embargo, simpatizamos con él desde el primer minuto. Will Forte (Nebraska) es el dramaturgo, puede que sea el personaje más desaprovechado. Jennifer Aniston (Somos los Miller) es la terapeuta de Izzy y la novia del dramaturgo, un personaje antipático pero divertido. Kathryn Hahn (Crossing Jordan) es la esposa engañada y Rhys Ifans (The amazing Spider-Man) uno de los actores de la obra que aprovecha su momento para cortejarla.
    Wes Anderson (El Gran Hotel Budapest, Moonrise Kingdom) es el coproductor, así que si esperáis cameos y breves apariciones de actores conocidos habéis acertado. Podremos ver a Quentin Tarantino, Michael Shannon y a la mismísima Tatum O’Neal que en los primeros borradores de la historia iba a ser la protagonista. La mítica Cybill Shepherd, quien triunfará en los 80 con Luz de Luna junto a Bruce Willis, también tiene un pequeño papel como la madre de Izzy.
    Encantadora comedia, refrescante e ingeniosa sobre enredos y adulterios en un tono de humor muy blanco. Divertida pero no memorable.
    Lourdes L.
    Lourdes L.

    1.809 usuarios 101 críticas Sigue sus publicaciones

    2,5
    Publicada el 27 de julio de 2015
    ¡Qué tristeza de película!, ¡qué anorexia de relato!, ¡qué desgana de consumo!, y se supone que ¡es una comedia!, pues no te digo yo ¡dónde quedó la risa, gracia y salero!, ¡en el cajón de la mesita del escritor!, porque dudo sea culpa de los actores, el ímpetu y esfuerzo de éstos es obvio y evidente, lo único que te mantiene pegado a la pantalla sin retirarle su malgastada oportunidad de cumplir con su labor de juerga ligera; cosa distinta es que tengan algo a lo que acogerse, material decente con el que entretener al personal atontado y obsoleto ante tan poco acierto.
    La dirección de Peter Bogdanovich, tanto tiempo desaparecido de las salas, es sencilla y facilona, discreta y adecuada, sólo juntar los elementos en escenario digno y dejar que el batiburrillo haga efecto, proporcione distracción, sonrisa y una velada grata, lo cual ni por asomo se cumple dado el panorama, contenido y efectos del mismo pues, visionas todo el teatro con ese ahogo sentimiento de pena, sopor y asombro por el ridículo intento de mímesis de un Woody Allen, cuya metamorfosis y parodia ofende al más indulgente y benévolo del lugar.
    "Lluvias de confusión" corren por mis venas intentando hallar respuesta a tan trágica representación donde, Jennifer Aniston ¿qué papel te han dado?, ¡el de cutre neurótica que debe distraer al personal de tanta nimiedad sin gloria! y Quentin Tarantino, ¿tu cameo es por apoyo a la causa, de convicción nefasta, o por aportar ese toque de carisma y humor que de otra forma nunca se alcanza?, porque Owen Wilson, en su misma estela, es de los papeles donde menos hace el tonto, la compañía femenina está de comodín para el pretendido suculento enredo, los vejestorios de pegamento para abultar, el lelo pretendiente ¡qué quieres que te diga!, siempre tiene que haber uno y, en términos de visión general, ¿quién no recuerda aquella fabulosa serie "Apartamento para tres"? pues, aquí con 7 y la cola, la ocurrencia, alegría y hermanos sinónimos siguen sin ver la luz del día y ¡eso que vi la cinta de noche! para ver se se animaban y ¡dejaban algún destello de su esencia y ser!
    "Creo en los milagros, en los cuentos de hada, en el rosa, en el príncipe encantado, en que todos merecemos conseguir nuestros sueños" bla, bla, bla..., creo que acabo de ver una lamentable pantomima, de comicidad olvidada, que finge con urgencia de requerimiento demandando, siendo lo recibido, somnolencia y pesadez de no reír porque tampoco daba para llorar.
    Entusiasta teatro de locura y caos permanente, con cierto aire de elegancia a memoria de un cine pasado, ingenioso y degustativo que cuidaba las formas, los personajes y su relación, dicen los entendidos..., ¡tonterías!, escrito por usar vocablos y no hablar pues es fácil pillar la mentira cara a cara, difícil descubrir el amiguismo condicional cuando es en letra impresa.
    Con ganas quiere reírte, con voluntad deseas que te agraden, con imperiosa necesidad solicitas pasar un buen rato y hallar el agudo humor que te se escapa, incluso analizas las escenas, el intercambio de diálogo y la configuración del circo recreado indagando y preguntado por su garbo, chispa y simpatía, disculpando esa sonrisa y carcajada que se niegan a surgir por voluntad propia pues, puede que seas tú que no estás receptiva o en la onda adecuada..., ¡tonterías!, tus emociones no engañan y éstas no se mueven un ápice por mucho que ruegues y las fuerces, no hay evidencia más clara, de la falta de diversión y esparcimiento honesto, que el hecho de tener que preguntar por la risa y su regocijo; si éstas no están espontáneamente en primera fila, siempre dispuestas a levantar la mano y salir, por deseo propio, al tablado es que están pérdidas o escondidas dado el nefasto componente observado y sus melancólicos ingredientes.
    "Ardillas para las nueces", monos para los cacahuetes, roedores para las almendras..., y ¡lo que se quiera!, desternillante paseo que intenta volverlo todo del revés para encauzarlo de nuevo, teoría muy bonita de aplauso concedido si no fuera porque, en la práctica, el resultado es nefasto, pobre y desafortunado.
    "Lío en Broadway", intriga de affaires, desorden de envoltorio, ridiculez de conjunción, frialdad de consumo, como esa genial ocurrencia que, en su composición de sujeto, verbo y predicado, es eficaz y enérgica pero que en activo, como candidato a destapar hilaridad y recreo, estrepitosamente falla en su ineptitud de contentar al oído y saciar a la razón para que traslade, esa eficiencia y complicidad, al resto del cuerpo; quedas en tierra de nadie.
    ¿Cuánto vale una sonrisa?, su valor no tiene precio, su presencia simpre requerida, su halo instantánea imposible de falsificar, es la cura ás valiosa para el corazón, oxígeno para el abatida alma, sensación inmensa que te transforma y revive de las sombras, el breve cielo en la mortalidad encubierto, el fervor de alivio y dulzor para las penas..., insisto ¿cuánto vale una sonrisa?, lo siento, no se la puedo vender, ni ceder, ni prestar, es libre, sincera y autónoma, filántropa que ni se finge ni se compra, está o no es presente y aquí, su generosidad siempre dispuesta a coger esa mano tendida por fútil que sea, ha optado por abandonar el plantel y decir "good bye", ¡ahí os quedáis!
    "She's funny that way", pues ¡enhorabuena!, al menos alguien lo es.
    Cesar G.
    Cesar G.

    542 usuarios 72 críticas Sigue sus publicaciones

    2,0
    Publicada el 6 de julio de 2016
    tampoco esperaba mucho masante este panorama tan sombrio comedia de lios e infidelidades pasable 2 de 5 no tan mala
    cine
    Un visitante
    2,0
    Publicada el 12 de agosto de 2015
    Aburrida. La verdad es que me esperaba más. Muy previsible
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