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    Dos días, una noche
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Dos días, una noche

    Dignidad en la lucha diaria

    por Eulàlia Iglesias

    La nueva película de los hermanos Dardenen se sitúa en un contexto explícito de crisis económica. Pero, como es habitual en su cine, los belgas evitan cualquier míting grandilocuente y prefieren bajar a pie de calle para centrarse en una historia individual con la que pueden identificarse miles de personas. Sandra (Marion Cotillard, una estrella internacional que los Dardenne llevan a su terreno) se acaba de quedar en el paro a causa de los recortes en la pequeña empresa donde trabaja. Pero sus jefes le otorgan una segunda oportunidad para recuperarlo. Tiene un fin de semana para intentar convencer a sus compañeros de que renuncien a un plus salarial a fin de que ella conserve el trabajo.

    En el cine de los Dardenne, los protagonistas suelen verse encarados a un conflicto ético en un escenario de precariedad social. En Dos días, una noche no es tanto la protagonista como su entorno quien se enfronta a un dilema. La película podría haberse estructurado en torno a la disyuntiva a la que se ven abocados los colegas de Sandra: decidir entre el compañerismo laboral o el estatus social. Pero a los directores no les interesa encarar el film hacia este camino, ni mucho menos elaborar un discurso moralista y aleccionador al respecto. Por el contrario, acompañan a Sandra para escuchar todas y cada una de las razones de los trabajadores que, por las circunstancias del momento, quizá no se pueden permitir el lujo de renunciar a un extra del sueldo aunque ello repercuta en otra compañera.

    El puerta a puerta que realiza Sandra es también una manera de ampliar el retrato de una comunidad afectada por la crisis, en la que acaba siendo la película más coral de los belgas. El film, sin embargo, queda lejos de convertirse en un 12 hombres sin piedad de la solidaridad obrera donde la protagonista va convenciendo uno a uno a quienes tienen que votar en su favor en una carrera contrarreloj hacia la victoria final. La tensión en este sentido se mantiene a lo largo del film y permite reivindicar la importancia de los votos individuales en cualquier consulta de la magnitud que sea. Porque, a su manera, Dos días, una noche también habla de estas nuevas formas de practicar política que han surgido desde abajo, en torno a causas muy concretas y sin contar con profesionales de los partidos.

    Como todos los protagonistas del cine de los Dardenne, Sandra tiene poco de heroína de clase obrera de una sola pieza. Para los directores, la victoria de Sandra no radica en el resultado de la votación que le permitirá conservar o no su trabajo sino en todo el proceso de concienciación y lucha en que se implica para llevarla a cabo.

    A favor: La incesante dignificación de la clase obrera de los Dardenne.

    En contra: Algunos personajes secundarios y lo precipitado de sus reacciones.

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