Crítica de SensaCine.com para Todos queremos lo mejor para ella: ... pero sólo ella sabe lo que quiere

Sin abandonar el núcleo duro de la familia (burguesa, catalana, acomodada y disconforme a la par), el segundo largometraje de Mar Coll, 'Todos queremos lo mejor para ella' establece considerables diferencias con el primero, 'Tres días con la familia'. Aquí no hay un pretexto claro para una reunión familiar (un velatorio) sino una serie de encuentros y desencuentros, y la coralidad del primer filme queda suplida en este segundo por la visión en primera persona de uno de los integrantes de esta familia, el personaje sobre el que gravita todo, Geni, encarnada por Nora Navas.

Coll trabaja (y lo hace bien) con las miradas de los demás, el punto de vista del marido, el padre, las dos hermanas y una antigua amiga de la escuela, pero 'Todos queremos lo mejor para ella', pese a lo que indica el título, se centra en la dialéctica de un solo personaje, Geni, dispuesta a encontrar lo mejor para ella por sí misma, no según los intereses de los demás.

La puesta en escena invita a una cierta distancia afectiva con su ausencia pormenorizada de primeros planos: es una película en primera persona pero necesita siempre de los demás, por lo que la planificación busca en todo momento el encuentro entre personajes. El relato fluye a modo de choques, diálogos y duetos con el marido, con una de las hermanas, con esa vieja amiga de escuela que la dejó plantada tiempo atrás para embarcarse sola en un viaje bohemio alrededor del mundo que las dos habían preparado con mimo.

Es precisamente el reencuentro con este personaje, interpretado por Valeria Bertuccelli, el que otorga un nuevo y esquivo (y a la postre insatisfactorio) sentido a la baqueteada existencia de Geni, quien a duras penas ha logrado superar los traumas sicológicos y lesiones físicas que le han quedado tras sufrir un accidente de coche.

El título del filme es una enorme y triste ironía, porqué todos quieren lo mejor para sí mismos pretextando que se ocupan, sin ocuparse verdaderamente, de aquella que los necesita en realidad más que nadie en el mundo.

A favor: la interpretación de Nora Navas en un personaje que se puede descontrolar dramáticamente.

En contra: el retrato menos trabajado de algunos de los otros personajes con entidad