La quimera del oro
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El Lago de los Cines
El Lago de los Cines

14.039 usuarios 260 críticas Sigue sus publicaciones

5,0
Publicada el 15 de julio de 2022
La quimera del oro (The Gold Rush) es una comedia dirigida, producida, escrita y protagonizada por Charles Chaplin.

Chaplin interpreta a un pobre hombrecillo que llega a Alaska atraído por la fiebre del oro. Atrapado en medio de una tormenta, se refugia en casa de un delincuente, donde se verá envuelto en una situación peliaguda tras otra.

Esta película es una de las más populares del actor, y una de las que éste se sentía más orgulloso. Y realmente no es para menos, porque es increíblemente hilarante.

Su característico personaje de vagabundo es entrañable e inocente, y terriblemente desafortunado. Cada problema que sufre es más enrevesado que el anterior, lo que provoca una carcajada continua a lo largo de la cinta. El mérito de la gran leyenda que es Charlie Chaplin reside en que su humor ha perdurado a través de las décadas.

En 1942 la película fue reestrenada en versión sonora, con el propio Chaplin dando voz a la narración de la historia. Ese mismo año, la película recibió dos nominaciones a los Oscar:por mejor sonido, y mejor banda sonora original.
Martin Oaks
Martin Oaks

158 usuarios 202 críticas Sigue sus publicaciones

5,0
Publicada el 4 de junio de 2025
La obra de un genio

Esta obra única y deslumbrante es una joya cinematográfica que, justo 100 años después de su estreno, sigue brillando con la misma intensidad. Es una película que encapsula la genialidad de Sir Charles Spencer Chaplin, no solo como actor, sino también como director, guionista y compositor.

Chaplin logra un equilibrio magistral entre la comedia física que lo caracterizaba y una profunda sensibilidad humana. La historia de Charlot, el pequeño vagabundo, que viaja a Alaska en busca de fortuna durante la Fiebre del Oro, está llena de gags hilarantes y situaciones memorables. Desde el icónico baile de los panecillos hasta la inolvidable escena de la bota hervida convertida en un festín, y cuya perfecta plasticidad llega a despertar incluso el hambre, cada momento cómico está perfectamente orquestado desde un atril de majestuosidad.

Pero más allá de la comedia, la película ofrece un retrato conmovedor de la soledad, la esperanza y la perseverancia. Charlot, a pesar de las adversidades y el desprecio de algunos, nunca pierde su optimismo ni su inocencia, lo que lo convierte en un personaje entrañable con el que el espectador se identifica instantáneamente.

Además, “La quimera del oro” es asombrosa también por su innovación técnica. Chaplin, meticuloso en cada detalle, utilizó efectos especiales y técnicas de edición avanzadas para su época, creando secuencias que aún hoy sorprenden por su ingenio. La narrativa, aunque aparentemente sencilla, es rica en simbolismo y explora temas universales como la ambición, la amistad y el amor no correspondido.

“La quimera del oro” es una experiencia cinematográfica completa, un testamento al poder del cine mudo para transmitir a gritos emociones complejas e historias profundas. Chaplin, con su maestría, nos regaló una obra atemporal que debería ser de visionado obligatorio en las escuelas, academias, institutos, liceos y ateneos de todo el mundo como un legado artístico internacional.

spoiler: La escena del movimiento de la cabaña es uno de los momentos más icónicos y memorables de “La quimera del oro”. Es un ejemplo brillante de la inventiva de Chaplin y su habilidad para combinar humor, tensión y un toque de ingenio técnico. La secuencia se desarrolla cuando Charlot y Big Jim McKay, en su afán por encontrar oro, están atrapados en una pequeña cabaña precaria en el borde de un acantilado, azotada por una tormenta de nieve. Lo que comienza como una situación de desesperación, se convierte rápidamente en un ballet cómico y angustioso. El momento en que la cabaña comienza a balancearse sobre el acantilado es puro genio visual. Chaplin utiliza maquetas y efectos de cámara para simular, de forma convincente, la oscilación de la estructura. La perspectiva desde el interior, mostrando a Charlot y Big Jim luchando por mantener el equilibrio mientras el suelo se inclina, es increíblemente efectiva. A medida que la cabaña se inclina, Charlot y Big Jim son lanzados de un lado a otro. Aquí entra en juego la comedia física (“slapstick”) característica de Chaplin. Sus movimientos, sus expresiones de pánico y sus intentos desesperados por aferrarse a cualquier cosa son hilarantes. La escena se convierte en una danza de torpeza y supervivencia. El ritmo se acelera, y la tensión y las risas se entrelazan. En cierto modo, la cabaña se convierte casi en un personaje más. Su precariedad, sus crujidos y su inevitable deslizamiento le dan una personalidad propia. La lucha de los personajes contra la cabaña es una lucha contra el destino y las fuerzas de la naturaleza. El clímax de la escena, con la cabaña finalmente cayendo y Charlot aferrándose al borde, es un momento de pura adrenalina. La forma en que finalmente se resuelve la situación, con Charlot encontrando un lugar seguro y la cabaña deslizándose sin él, es un testimonio de la creatividad y genialidad infinitas del gran Chaplin.
Nicolás Díaz Rivas
Nicolás Díaz Rivas

48 usuarios 283 críticas Sigue sus publicaciones

4,5
Publicada el 21 de septiembre de 2025
100 años buscando oro

Cien años buscando oro… y al final lo único que encontramos fue una bota hervida y un par de panecillos bailando claqué. La quimera del oro sigue brillando un siglo después, aunque quizá sea porque el celuloide aguanta mejor que el calzado de segunda mano. Chaplin, maestro en el arte de hacer reír con la miseria, consigue que la soledad y la desesperación parezcan un espectáculo de variedades; nadie había logrado antes que pasar hambre resultara tan entretenido.

Obra maestra, dicen algunos; gag con botas y panecillos, corrigen otros. En cualquier caso, Chaplin demuestra que, si no encuentras oro en las montañas, siempre puedes encontrarlo en la risa del público… o al menos en el precio de la entrada, que se repone por los 100 años.
McNulty
McNulty

635 usuarios 72 críticas Sigue sus publicaciones

5,0
Publicada el 13 de junio de 2011
Es complicado pensar en una recomendación mejor que esta auténtica joya filmada por uno de los grandes maestros de maestros, Charles Chaplin y su maravillosa y eterna “La quimera del oro”, una obra maestra total donde podremos deleitarnos una vez más con momentos inolvidables dentro de este arte que amamos con inusitada pasión. La degustación de la bota, el baile de los panecillos, la insondable tristeza de Charlot cuando entiende que su amada no vendrá, la dignidad insobornable de ese “hombrecillo” en medio de un baile donde todo el mundo le ignora, el ansiado final feliz… siempre nos es dado regresar a esa cuna de auténtica humanidad cuando todo parece desmoronarse a nuestro alrededor. Chaplin representa como nadie la desesperada esperanza en la condición humana, retratando toda su miseria pero también toda su grandeza, colocándonos siempre frente a un patetismo que nos hace reír porque en el fondo somos nosotros mismos los que también somos zarandeados continuamente por el destino. Un destino del que suele ser mejor reírse por no llorar. Así que, Chaplin, siempre gracias y en deuda con tu incomparable genio por haber rodado un puñado de obras de arte que continuarán deleitando y sorprendiendo a futuras generaciones de cinéfilos. Lo dicho, un clásico siempre moderno.
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