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    Viaje a Italia
    Críticas
    3,5
    Buena
    Viaje a Italia

    Estómagos agradecidos

    por Daniel de Partearroyo

    Ante las mismas ruinas de Pompeya que visitaron Ingrid Bergman y George Sanders en Te querré siempre (Roberto Rossellini, 1954) –Viaggio in Italia su título original–, Steve Coogan y Rob Brydon se enzarzan en una de sus discusiones/competiciones de imitaciones y monólogos que se han convertido en seña de identidad del proyecto The Trip. Sin llegar al revolucionario movimiento sísmico del cine y la representación que significó el filme de Rossellini, no hay nada desdeñable en la fusión entre realidad y ficción que ambos cómicos hacen ante la cámara de Michael Winterbottom mientras viajan en coche por regiones pintorescas y paran en restaurantes para comer opíparas especialidades de la zona. Si bien la serie original de la BBC que se transformó en The Trip (2010) se desarrollaba en el norte de Inglaterra, esta continuación, Viaje a Italia, lleva al dúo por el país transalpino manteniendo la misma premisa y estructura episódica; todo convenientemente sintetizado y remontado en la versión para cines que llega ahora a las salas.

    Pocas secuelas se han visto este año que, como Viaje a Italia, se esfuercen tanto por mantener las máximas semejanzas con la obra anterior. La sensación de continuidad –y reiteración– es absoluta respecto al viaje que las versiones ficcionalizadas de ambos actores hicieron cuatro años antes. Sin embargo, hay algo tan puramente británico en la esencia de Coogan y Brydon, de sus conversaciones y figuras, que al trasladarlos al soleado paisaje italiano no termina de producirse la misma chispa trascendental que calentaba The Trip en las lluviosas tierras inglesas. Aquí tenemos un coqueto recorrido gastronómico por Italia de norte a sur –de Liguria a Toscana, Roma, Amalfi y hasta Capri, con vistas de la Casa Malaparte de El desprecio incluidas–, y es precisamente cuando el dúo sigue los pasos de alguien tan temperamental como Lord Byron cuando mejor sintonizados están sus envites, dando pie a improvisaciones memorables como la que versa sobre el paisaje vocal de El caballero oscuro: La leyenda renace o la que define cruelmente a Coogan por omisión respecto a otros cómicos británicos de su generación más exitosos que él.

    La amargura y el poso melancólico son dos ingredientes igual de fundamentales en The Trip y Viaje a Italia que los descacharrantes duelos de imitaciones entre los dos protagonistas. Un apartado en el que, por cierto, hay nuevas incorporaciones. Además de recuperar a Michael Caine, Al Pacino, Dustin Hoffman o Hugh Grant, se suman al repertorio desopilantes recreaciones de Marlon Brando y Clint Eastwood. Si bien el periplo italiano –y los cuatro años que pasaron entre un viaje y otro– apunta un curioso cambio de tornas en la exploración personal de la situación sentimental de Brydon más que la de Coogan, lo cierto es que el sol de la Toscana y las acogedoras aguas de Capri aligeran bastante las cuitas de los cómicos. Quizás la amargura vaya dejando cada vez más paso a la melancolía. Como recuerda Brydon citando a Garrison Keillor: "Cuando tienes menos de 40 años, parecer infeliz te hace interesante; cuando has pasado los 40, tienes que aparentar felicidad para no ser un viejo cascarrabias".

    A favor: todos los minutos que puedan pasar Coogan y Brydon hablando como Michael Caine nunca serán demasiados.

    En contra: la repetición, casi forzada, de algunos elementos de la primera entrega que aquí no cuajan, como la breve escena onírica.

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